Por la venezolana Valeria Cortés, desde Gaza|Palestina: Cuando cosechar es un acto de resistencia

Nada más llegar a las tierras que los campesinos debían trabajar, a unos 80 metros de la valla sionista, un todoterreno de las Fuerzas de Ocupación Israelíes se detuvo frente a nosotros. Un grupo de soldados se bajó del auto y empezó a disparar cobardemente, escondidos tras un montículo de arena. Desde el primer momento utilizamos un megáfono para informarles de que únicamente había campesinos trabajando sus tierras, de que ahí sólo había civiles. Tras pasar unos minutos disparando y gritando groserías a los campesinos, como “sharmuta” (puta), se subieron de nuevo al auto y se fueron.

Un grupo de vecinos se acercó para decirles a los campesinos que volvieran a casa, ya que decían que era demasiado peligroso trabajar ahí. Sin embargo los campesinos no les hicieron caso y siguieron trabajando, afortunadamente sin más problemas.

Cuando ya faltaba poco para terminar, otra familia se acercó y preguntó si uno de nosotros los podría acompañar a un trozo de tierra que tienen ahí cerca, a unos 50 metros de la valla. Les dijimos que sí y uno de nosotros se fue con ellos. Al llegar a la parcela estaban realmente asustados, preguntaban si no habría problemas… lo único que pudimos contestarles es que esperábamos que no.

Una vez terminaron de trabajar y nos disponíamos a abandonar la zona, dos de los campesinos más jóvenes nos explicaron como en la última agresión sionista fueron asesinados por Israel el padre de uno de ellos y el hermano del otro. Fueron asesinados por un misil junto a cuatro personas más.

Durante toda la jornada pudimos ver al otro lado de la valla, en los territorios ocupados en 1948, a los campesinos del Kibbutz más cercano trabajando tranquilamente con sus modernos tractores y demás vehículos, incluso con avionetas, mientras que los campesinos Palestinos encerrados en Gaza deben hacerlo con sus manos, a ras de suelo, tratando de esconderse de las balas sionistas y preguntándose si hoy volverán a casa.

En menos de dos semanas empezará la temporada de la cosecha, y cientos de campesinos saldrán de sus casas dispuestos a arriesgar sus vidas para recolectar los cultivos que habrán de alimentar a sus familias. Este año tienen más miedo que nunca, ya que debido al bloqueo impuesto a la Franja de Gaza por Israel y Egipto, está siendo imposible la entrada de activistas internacionales que acompañen a los campesinos que tienen las tierras cerca de la valla como testigos disuasorios.

Texto y fotos/Valeria Cortés, desde Gaza, Palestina