Multitud | El papel de la voluntad política (Opinión)

Estamos llamados a asumir el momento que vivimos como el momento de ofensiva revolucionaria, una ofensiva que debe materializarse en la construcción de una política creadora concreta con la cual se impulse, sin ambigüedades, un viraje definitivo hacia la construcción de eso destino que enunciamos como buen vivir

En este viraje resulta imprescindible tener claridad sobre los núcleos vitales del debate, que no son otros que aquellos que tienen que ver con la naturaleza del poder y las formas de concreción del Poder Popular. Porque si no tenemos clara la visión estratégica del poder, es fácil caer en fatales errores políticos, tales como el dogmatismo, el burocratismo, el estatismo y las prácticas oportunistas, o hasta en conductas y acciones antagónicas al comportamiento revolucionario. Errores que, sin duda, también tienen que ver con formas de entender el mundo, nuestras relaciones con él, con los otros y con nosotros mismos, y particularmente con las formas de pensarlas, decirlas y sentirlas.

Solemos perder de vista lo múltiple y su movimiento simultáneo y muchas veces asumimos concepciones en las cuales se supone que el proceso revolucionario avanza por etapas o fases sucesivas y lineales. Dígase de la visión positivista y occidental del desarrollo. Pero resulta que eso que llamamos “etapas” son creaciones humanas.

Cuando leemos a Lenin en Las tesis de abril podemos constatar que él hacía frente a unos compañeros que actuaban bajo la tesis de que las condiciones objetivas no eran favorables.

Lenin actuaba respondiéndoles que en el capitalismo tales condiciones sí estaban de suyo dadas para hacer posible una revolución, que hacía falta, más que condiciones objetivas, el papel de la voluntad política hecha acción.

Este debate está intrínsecamente relacionado con el impulso social de nuestras prácticas, tiene que ver con el ejercicio del Poder Popular, con la democracia radical revolucionaria, que se construye día a día

T/ Juan Barreto C.