Por Gino González|Para la conciencia no hay cola (Opinión)

Aquella vez para celebrar el pase de primer año de bachillerato al segundo, fuimos al baño y reventamos una poceta a patadas.

En algún lado, esa agresividad debe tener su raíz, en aquel caso desatada hacia una estructura y una institución lejana de tus afectos. Ha sido reiterativo el rechazo a las instituciones que no sentimos nuestras. Ha existido un sentimiento en nosotros como pobres de que solo contamos con nosotros mismos.

No se me olvida una vez que se nos hizo de noche esperando cola en un apartado caserío del llano y una camioneta cargada de quesos se detuvo allí donde estábamos junto a pobladores del lugar. Se accidentó y todos empujábamos el carro que por nada encendía. En esa tarea, muchos de los que estaban allí, le robaban panes de queso al hombre que escondían en el monte. Cuando la camioneta encendió, arrancó a toda velocidad olvidándose de su promesa de llevarnos. ¡Lógico!

Recuerdo unos jovencitos del 6to. Grado de la escuela que se dedicaban a arrebatarle el dinero a los niñitos del primer grado cuando hacían la cola para comprar en la cantina.

Es terrible no visualizar las cosas de interés colectivo y solo concederle importancia a lo individual. Que el mundo solo exista a partir de la puerta de tu casa hacia adentro, es una aberrante verdad que una revolución debe revertir. Que la penuria del otro no te afecte la sensibilidad en lo mas mínimo. Que sea la oferta y la demanda lo que determine el precio y no la necesidad del producto.

¿Cuál es el paso a seguir para entender que el bienestar propio solo es posible dentro del colectivo? Es imposible vivir sin el otro, pero desvirtuar eso en “vivir del otro” como lo ha hecho el capitalismo, es una aberración que supera la barbarie de la natural condición depredadora por sobrevivir.

¿Cómo sentir que pertenecemos a un país y a una idea? Un pueblo sin poesía, sin filosofía de vida tendrá una dignidad muy débil entre dos rocas. Por un lado, la opulencia del amo y por la otra, sus propias carencias históricas asimiladas en ignorancia.

No podemos descuidar la conciencia revolucionaria. El capitalismo tiene una vieja y larga conciencia criminal de una agudeza que carcome los huesos.

ginoesnu@hotmail.com