Por Manuel López|Particularidades del momento (Opinión)

Para aplicar una política keynesiana es preciso un contexto propicio y disponer de unos instrumentos que lo permitan, porque las circunstancias en las que el economista de la Universidad de Cambridge escribió su Teoría general del empleo, el interés y el dinero han cambiado.

Cuando Keynes propuso estimular la demanda mediante la acción del fisco, las fronteras de los Estados nacionales imponían fronteras a la actividad económica. Hoy aunque eso sigue siendo un precepto de las legislaciones de los países, las condiciones han cambiado.

Los gobiernos disponen de mecanismos para ejecutar políticas en el ámbito de su territorio, pero el estímulo a la demanda con el gasto fiscal no es un efecto controlable por la globalización de la economía, esos recursos destinado al gasto se pueden desviar a los mercados internacionales.

Además, el manejo de la política fiscal como medio para combatir la crisis y crear empleo debe afrontar otras variables, como la interdependencia monetaria y fiscal de los países que son muy dependientes de las divisas.

Es decir, la aplicación de unas políticas ya conocidas deben considerar las particularidades del momento, lo que los teóricos llaman pos, en este caso poskeynesianismo. Distinto es someter a un país a una gran tubo de ensayo para experimentar nuevos mecanismos y propuestas de la economía.

Asumir esta opción resultaría peligroso para la continuidad de un proyecto político en el que hay fuerzas contrapuestas en el juego democrático. Porque el ensayo y error resultaría una ventaja para el adversario.

Si no existiera la posibilidad de la alternancia es posible que pudiera ensayarse, sin poner en riesgo el proyecto político. Distinto es cuando los adversarios políticos están al tanto de esas propuestas que no tienen unos cimientos, porque no se han estudiado a profundidad primero.

manueltodosadentro@yahoo.es

El ensayo, bien estructurado y metódicamente aplicado, ssiempre será ganacia, mientras que el error de hecho es continuar con lo mismo… Tres elementos llevan a hacer plantemientos como los del autor: El miedo al cambio, los intereses inerciales económicos y el poco fundamento conceptual. Dicho de otra forma: O se tiene culillo, o no nos «convienen los cambios» o ignoramos cómo, porqué, cuándo y para qué hacerlo. La ignorancia tiene mil excusas.