La crisis humanitaria que sufre Sudán del Sur pone en peligro la existencia de miles de personas en varias regiones de este país, donde las tensiones persisten hoy, consideran expertos de Naciones Unidas.
Las personas que huyen del territorio en su mayoría son mujeres y niños, supervivientes de ataques y agresiones sexuales, menores separados de sus padres o que viajaron solos, discapacitados, ancianos y los que necesitan atención médica urgente.
Una serie de enfrentamientos entre fuerzas del líder opositor Riek Machar y tropas del gobierno del presidente, Salva Kiir, generaron alrededor de un millón de desplazados internos y la crisis alimentaria de los años 2013 al 2015 en extensas áreas.
Los combates del pasado mes de julio causaron más de 300 muertos entre los partidarios de ambos líderes y se teme a una nueva guerra.
Con una fuerza internacional presente en la zona, la Organización de Naciones Unidas (ONU) exigió un inmediato alto al fuego, y la Misión de Asistencia de las Naciones Unidas en la República de Sudán del Sur (Unmiss) situó más de 13 mil soldados en el teatro de la guerra.
La Unmiss reforzó la seguridad de sus instalaciones en Juba y advirtió que tomaría medidas frente a la ola de violencia desatada en el país más joven del mundo. Sudán del Sur comenzó su trayectoria como Estado en julio de 2011.