Freddy Melo |Política y guerra económica (Opinión)

Pocas veces en nuestra historia un debate conceptual ha tenido tan honda repercusión. Los corifeos del imperialismo y de la burguesía monopolista nativa –que no nacional–, sus mayordomos políticos y testaferros intelectuales, han logrado convencer a un importante sector poblacional de la no existencia de la guerra económica que denuncian el Gobierno Bolivariano y sus defensores.

Afirman de manera machacona, y hasta ahora exitosa, que las colas y la escasez resultan de una política económica errada tercamente mantenida por el presidente Nicolás Maduro. Desde la ausencia física del Comandante eterno han intentado insertar una cuña que separe al mandatario obrero de su lúcido predecesor.

Esa política tendría como norte, según la saga imperial-monopolista, la exclusión del quehacer económico de los únicos –por manes divinos– capaces de administrar con sabiduría y eficiencia, o sea, la burguesía imperialista presente en nuestros predios a través de transnacionales, y sus socios y subordinados, los herederos de “los amos del valle”.

El resto de las fracciones burguesas medianas y pequeñas y sus capas proveedoras de burocracia, no son sino comparsa, desechable tan pronto mayordomos y meseras políticas logren atrapar el timón y procedan a desatar la tormenta neoliberal.

La historia enseña que de manera ineludible la dinámica capitalista conduce a la concentración y centralización extrema del capital, fortaleciendo a los más fuertes y debilitando y disolviendo a los más débiles, acrecentando la brecha social entre ricos y pobres y aumentando sin freno lo que Marx llamó “ejército industrial de reserva”.

Que esta afirmación no es un delirio lo demuestran las tragedias sociales que ocurren ante nuestros ojos, y lo testimonia el ya célebre libro del economista francés Thomas Piketty, El capital en el siglo XXI, el cual recoge y analiza las series estadísticas de 30 países durante 300 años.

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