Extendieron el homenaje debido a la gran afluencia de admiradores|Por segundo día consecutivo el pueblo se volcó a despedir al “Divo de Juárez” Juan Gabriel

Un velorio convertido en jolgorio, con llanto y canto. “¡Vamos al Noa Noa!”, se escuchaba en una sola voz, en la emotiva despedida a Juan Gabriel. Por segundo día consecutivo miles de admiradores y admiradoras del “Divo de Juárez” se dieron cita en el Palacio de Bellas Artes en la Ciudad de México para darle el último adiós a quien los cautivó con sus románticas canciones y su estilo original. Debido a que la afluencia de público cada minuto era mayor, tuvieron que extender el tiempo de exposición de las cenizas de Juan Gabriel y decidieron que el Palacio continuara con las puertas abiertas para tal fin.

Según reportes de la prensa la afluencia masiva de sus seguidores al Palacio de Bellas Artes convierte a Juan Gabriel en el personaje cuya despedida ha convocado mayor cantidad de personas. Reseñan que para al adiós de Gabriel García Márquez llegaron 250 mil personas. Y al de de Cantinflas más de 350 mil.

Los admiradores tuvieron la oportunidad de despedirse del cantante en un homenaje especial que se desarrolló la tarde  del lunes en uno de los recintos culturales más importantes del país azteca. El propio Juan Gabriel realizó allí uno de sus conciertos más memorables en la década del noventa.

Las cenizas de Juan Gabriel permanecían en el recinto hasta el final de la noche mientras seguían llegando fanáticos desde distintos lugares que querían rendir homenaje al cantautor más popular de México. Se tiene previsto que hoy las cenizas regresen a Ciudad Juárez para su descanso final. Será la residencia del cantautor donde reposen sus cenizas, según han informado sus familiares.

Conocidos personajes del arte mexicano llegaron hasta el Palacio de Bellas Artes para el adiós. Entre ellos Poncho Lizárraga, de la Banda El Recodo, el músico Arturo Márquez, el productor Darío de León, el actor Felipe Nájera, Aida Cuevas, Eduardo Magallanes, Pablo Montero, la exprimera dama Martha Sahagún y el secretario de Cultura de la Ciudad de México, Eduardo Vázquez.

Cientos de rosas eran depositadas sobre el piso, a los pies del pedestal con las cenizas de Alberto Aguilera, hasta que ya no cabían y eran retiradas. En unos cuantos minutos volvían a apilarse.

Un cordón negro, que atravesó de un extremo a otro el primer piso del palacio, separaba a los dolientes de a pie, señoras, ancianos, algunos niños, con banderitas, fotos, flores. Algunos vestidos con trajes de lentejuela en flor, chales de dorados bordados al hombro o en traje de charro.

Al otro lado del cordón, los invitados especiales: familiares, funcionarios y miembros de la farándula. Los cantantes Pablo Montero, Lucía Méndez y Alejandra Ávalos, después o antes de sus interpretaciones en la explanada de Bellas Artes, pasaron a expresar su pésame, entre los lugares reservados y resguardados por guardias con radio y audífonos.

Y sus admiradores, el pueblo llano, que acompañó a su ídolo en sus letras, en su música, en su baile en forma ininterrumpida hacía largas colas para pasar muy cerca de las cenizas de quien fuese su ídolo, Juan Gabriel, fallecido el 28 de agosto víctima de un infarto.

Fueron horas continúas de música, desde las más sentidas como Querida o Ya lo sé que tú te vas o Tú siempre en mi mente. Al final se escuchaban los temas más festivos, esos popurrís que incitaron a bailar en los memoriosos conciertos en la sala principal de Bellas Artes: Me nace del corazón o Pero qué necesidad, entre muchos temas que compuso y cantó a varias generaciones de México y el mundo.

T/ Elizabeth Pérez Madriz
F/ Archivo CO
Caracas