La manipulación, se sabe, se puede hacer diciendo puras verdades indiscutibles. La deformación ocurre no en el enunciado en sí, si no fundamentalmente en su presentación como verdad preponderante que no requiere de un contexto que la explique o la justifique.
Así ocurrió ayer cuando medios impresos y digitales de habla hispana y portuguesa informan a sus lectores que el presidente Nicolás Maduro decidió sacar de circulación el 48 por ciento de los billetes de curso legal en Venezuela y que lo hizo para frenar el crecimiento del valor del dólar en el mercado negro.
Presentado así, el hecho adquiere de inmediato un ropaje de locura. Aparece como una medida política sin sentido frente a un problema económico.
En la narrativa impuesta por estos medios, todos coinciden en desdeñar las denuncias formuladas por el Gobierno venezolano en torno a la extracción de miles de millones de billetes venezolanos hacia Colombia y otorgan todavía menor crédito a la existencia de una guerra económica contra Venezuela.
El diario colombiano El Tiempo, cargado de mala intención o de mucha ignorancia, puso ayer en primera plana una foto de un supuesto comercio en el estado Táchira, para señalar que mientras en Cúcuta ya no se recibían billetes de 100 bolívares, en las tiendas venezolanas continuaba circulando “pese a la decisión de Maduro”, obviando las 72 horas fijadas por el Gobierno venezolano, como plazo para retirar esta denominación.
Ninguno de los medios destaca la denuncia formulada por el presidente Maduro en torno al acaparamiento de más de 300 mil millones de bolívares en almacenes en las ciudades fronterizas de Colombia. Un hecho que en sí mismo explica una de las informaciones que ellos mismo utilizan y que indica que durante 2016 ha sido difícil para los venezolanos conseguir dinero efectivo.
Uno no puede esperar que esos medios presenten nuestra realidad con un mínimo de intento de comprender de qué elementos está hecha, pero creo que vale la pena pedirles menos militancia en la derecha y algo más de periodismo.