El presidente de Siria, Bashar al Assad, asistió este sábado a una mezquita en esta capital para orar como parte de la celebración de Eid al Adha (fiesta del sacrificio), la más importante para los musulmanes.
En una de sus escasas apariciones públicas debido al conflicto que desangra el país desde hace más de tres años, el mandatario visitó la mezquita Nuaman bin Bashir acompañado de funcionarios del gobierno y del gubernamental Partido Baaz Árabe Socialista.
También asistieron varios líderes religiosos, entre ellos el Gran Muftí de Siria, Ahmad Badr Eddin Hassoun.
Durante el sermón, el jeque Adnan al Afiouni condenó los ataques terroristas de los grupos armados, como el realizado días atrás frente a una escuela en la central provincia de Homs, que causó 32 muertos, la mayoría niños.
El religioso denunció el respaldo de Estados Unidos y sus aliados a esas bandas radicales.
El Eid al Adha se asocia con la felicidad en la vida de la nación musulmana, pero esta fiesta «no ha entrado en nuestros hogares porque potencias occidentales y sus colaboradores árabes decidieron hacer de nuestro país un campo de batalla», subrayó.
Considerada una de las principales celebraciones del Islam, la llamada también Fiesta del Cordero marca el fin de la peregrinación de los fieles a la ciudad santa saudita de La Meca (viaje conocido como Hajj) y recuerda el episodio del sacrificio de Ibrahim (Abraham).