El presidente de Yemen, Ali Abdulá Saleh, advirtió sobre los peligros de nuevas protestas antigubernamentales un día después de aceptar una propuesta de los estados del Golfo Pérsico para que renuncie a su cargo a cambio de inmunidad judicial.
El presidente Saleh calificó las protestas como un golpe de Estado inaceptable, e indicó que Al Qaeda había infiltrado los campamentos de los manifestantes y que esto tendría consecuencias peligrosas para los países occidentales.
Según el plan, el presidente debe entregar el poder en un plazo de 30 días.
La coalición opositora acogió con satisfacción la propuesta, pero algunos activistas prometieron continuar con sus manifestaciones.