La inseguridad alimentaria se agravará y la producción agrícola descenderá en los próximos meses en Siria si se prolonga el actual conflicto en ese país, advirtió este viernes un informe especializado.
El material, divulgado por la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) y el Programa Mundial de Alimentos (PMA), señaló que en el último año la situación se deterioró considerablemente sobre todo si se tiene en cuenta que cuatro millones de sirios no pueden cultivar o comprar suficientes alimentos.
La inseguridad alimentaria de las familias se ha visto agravada por el desplazamiento masivo de población, la interrupción de la producción agrícola, el desempleo, las sanciones económicas, la depreciación de la moneda y los elevados precios, remarcó.
También la producción de alimentos se ha visto obstaculizada por los elevados costes y la menor disponibilidad de insumos, los daños a la maquinaria agrícola y las instalaciones de almacenamiento, la amenaza de la violencia y el abandono de la tierra por parte de los campesinos.
Con el sector veterinario dañado y la escasez de vacunas, existe un grave riesgo de que las enfermedades del ganado puedan transmitirse a los países vecinos. Para evitar un problema grave de sanidad animal a nivel regional, es necesario suministrar vacunas y restablecer las cadenas de frío para facilitar su distribución, detalló el estudio conjunto de la FAO y el PMA.
Otras recomendaciones incluyen la reparación de la infraestructura rural y el suministro de insumos y asesoramiento técnico, así como facilitar el acceso a la tierra a los que han tenido que abandonar sus hogares.
Igualmente señaló que el apoyo a la próxima temporada de siembra será crucial. Los fondos deben llegar antes de agosto para poder distribuir a los campesinos fertilizantes y semillas para plantar en octubre. Sin esta ayuda, muchos no podrán recolectar trigo hasta mediados de 2015, apuntó.
Por su parte, el gobierno sirio sigue reforzando con nuevas medidas su política de proteger la economía de la especulación financiera y el tráfico ilegal de divisas, fenómenos que golpean al ciudadano común y los ingresos del Estado.
El presidente del país, Bashar al-Assad, denunció recientemente que los enemigos de Siria quieren golpear la infraestructura, la seguridad y la economía para propagar el caos y empujar a la sociedad hacia un Estado fallido.
Luego de dos años seguimos resistiendo y la prueba de ello es que las personas siguen acudiendo al trabajo, se mantienen las inversiones y la economía marcha pese a las sanciones internacionales, ataques y actos de sabotaje, precisó.