Un campesino asesinado en Huila y más de medio centenar de heridos en diez departamentos de Colombia fue el saldo de la primera jornada de paro convocado por los caficultores en demanda de medidas mínimas de subsistencia y de garantías gubernamentales para la seguridad agraria.
En Garzón, municipio ubicado en el sureste de Huila donde protestaron 80.000 personas, «se confirmó el asesinato del campesino caficultor a manos de un agente del ESMAD (Escuadrón Móvil Antidisturbios), que le propinó un impacto con una granada de aturdimiento en su abdomen», detalló un reporte Prensa Rural.
En el Magdalena Medio, en el oeste del departamento Santander, más de 2.000 campesinos cacaoteros se sumaron a la paralización del sector cafetero y fueron víctimas de una arremetida del escuadrón especial de la Policía Nacional que utilizó granadas aturdidoras, balas de goma y gases lacrimógenos.
«El ataque dejó como resultado un campesino herido, Ramiro Amado, de la vereda La Jota del Municipio de Cimitarra, con pérdida total de una mano a causa de un artefacto explosivo arrojado por el ESMAD», precisó el reporte del sitio web de noticias.
En total, la prensa privada local contabilizó 59 heridos, 34 de ellos en Quindío (nueve), Risaralda (cuatro), Caldas y Antioquia (20 heridos). En estos dos últimos departamentos se congregaron 7.000 caficultores de diez poblados.
El sector cafetero demanda medidas que garanticen su subsistencia y la seguridad agraria del país. Los cultivadores del grano enfrentan la peor crisis de las últimas décadas. La producción pasó de ser 50% del valor de las exportaciones de la nación neogranadina, a mediados de los ochenta, a representar menos del 4%.
En 2012, el precio interno bajó 40% y la cotización internacional descendió 33% durante el último lustro. Aproximadamente 600.000 familias están a merced de esta crisis.
La lista de demandas también incluye el refinanciamiento de la deuda cafetera, con un período de gracia de cuatro años, además de un subsidio para los costos de los insumos agrícolas.