Por Ramón Alirio Contreras|El proceso de la paz (Opinión)

El Día Mundial de la Paz se celebró el pasado lunes. En Latinoamérica dos hechos significativos marcaron ese día. El primero, en su repercusión mediática, es la visita del jefe de la Iglesia Católica Francisco a la ciudad natal de Fidel y Raúl Castro. El segundo fue la reunión en Ecuador del presidente Nicolás Maduro con su homólogo colombiano Juan Manuel Santos.

En el primer caso, la visita papal se da en el contexto de la normalización de relaciones diplomáticas entre Cuba y Estados Unidos, ya que la gira incluye exclusivamente a los dos países. Recordemos que el Vaticano fue el Gobierno mediador para que se generara el deshielo que por décadas marcó las relaciones entre ambos países. Cuba ha sido, además, el escenario de las negociaciones entre las FARC y el Gobierno colombiano.

Esto nos invita a pensar que el Gobierno de Estados Unidos tiene claro que Cuba, más que otra cosa, representa en el continente una reserva moral de resistencia, que no se doblegó ante todos los ataques del Gobierno estadounidense para torcerle el brazo.

Hoy ese es su mayor patrimonio y su mayor influencia en la región es el valor simbólico de su lucha. Los cambios en el mundo han hecho que el pragmatismo impere y se haya allanado el camino de un proceso que aspira beneficiar al pueblo cubano, porque más temprano que tarde el bloqueo debe cesar y Francisco, quizás, tiene mucho que aportar para que eso suceda. De hecho, en el contexto de esa visita, el vocero del Vaticano dijo que la Iglesia está contra el bloqueo.

El segundo caso nos atañe a nosotros. La estructura de unión latinoamericana impulsada con gran aliento por el comandante Hugo Chávez, la Celac y la Unasur, sirvieron de ámbito para la reunión entre los presidentes de Venezuela y Colombia. No voy a repetir los acuerdos, que ya conoce la opinión pública. Quiero es precisar que la paz no es un decreto, que para que haya paz en la frontera debe haber disposición de ambas partes de contribuir a que se pacifique la frontera.

Para ello, el Gobierno del país vecino debe atender el lado de su frontera, mientras de nuestra parte ejercer controles muy severos de todo lo que genera el contrabando y el sabotaje económico.

La paz se construye cada día, es un proceso sin fin.

@racontreg

El hermano pueblo de colombia está padeciendo una pesadilla desde que santander traiciono a simón bolívar y así han transcurrido sus sueños de libertad