Con un poco de ayuda, las células madre de un donante femenino podrían transformarse en espermatozoides, algo que jamás ocurriría bajo condiciones normales. Por lo tanto, sería posible gestar un niño con dos madres si cada una aportara la mitad del material genético.
Obviamente esto no es tan sencillo, así lo ha manifestado un biólogo reproductivo de la Universidad de Sheffield en Reino Unido. «Podemos crear algo que se ve como un espermatozoide en el microscopio, pero es muy difícil saber si está programado genéticamente como tal», explica.
Según un informe de New Scientist publicado a principios de este mes, los nacimientos virginales son comunes en la naturaleza. Las hembras de muchos animales complejos y de gran tamaño, como los lagartos y los tiburones, pueden reproducirse sin los machos. Este proceso se llama partenogénesis y apenas ahora los científicos lo están notando que con cierta frecuencia ocurre en otras especies.
Hace 10 años, investigadores japoneses crearon una rata que tenía dos madres y ningún padre. La llamaron Kaguya, en honor la mítica princesa de la Luna que nació de una caña de bambú. Fue producida en un laboratorio combinando material genético de dos hembras.
«No sé si existe otra forma de averiguarlo que no sea usar dicho espermatozoide y ver si el bebé se desarrolla con normalidad. Esto puede hacerse en ratas, pero hacerlo en humanos implicaría potencialmente dar un paso muy grande», añadió el científico.
De lograr eliminar este obstáculo, aún se necesitarían dos personas, para compartir la carga genética. En teoría, sería posible producir un niño con el material genético de una sola mujer en el laboratorio. Sin embargo, el costo sería un alarmante embotellamiento genético. Al existir una diversidad genética muy limitada, aumentaría el riesgo de defectos congénitos y otras enfermedades.