La única solución para la crisis que atraviesa Grecia es una nueva reducción de la deuda y rebajar de los tipos de interés a los créditos otorgados, afirmó este viernes la agencia internacional de calificación Fitch.
Para garantizar la solvencia del país heleno hace falta una renuncia del Banco Central Europeo (BCE) a los beneficios de los bonos del Estado y de la transferencia del coste del apoyo a la banca al Mecanismo de Estabilidad Europeo para asegurar la sostenibilidad de la deuda pública.
Fitch considera que el BCE, el Fondo Monetario Internacional y los países de la Unión Europea, que poseen 70% de la deuda griega, acepten pérdidas en los créditos otorgados a Grecia y en los bonos que poseen.
De no ser así, la relación entre la deuda helena y su Producto Interno Bruto no descenderá por debajo del 150% antes de 2020.
No obstante, Fitch estima que las nuevas medidas de austeridad, aprobadas esta semana por el Parlamento heleno, reducirán las probabilidades de que Grecia abandone la zona euro, porque se pliegan a las exigencias de los organismos acreedores.
De todas formas la calificadora mantiene una nota negativa para la deuda griega, que refleja la posibilidad real de una suspensión de pagos, pues de mantienen las dificultades para implementar los ajustes con una mayor tendencia a la inestabilidad social y política del país.