Por Henry Sandino Cabrera|La próxima guerra (Opinión)

En este siglo XXI nos encontramos en presencia de un nuevo tipo de guerra liderada principalmente por el imperialismo estadounidense, que en su afán de dominar y controlar todo a su paso ha traspasado la barrera de la realidad y ha llevado el combate al campo de los bits y los bytes dando lugar a la batalla por el Internet.

Se ha desatado un terremoto técnico y político que desnudó la ambición desmedida por controlarnos.

Ello ha sido así desde que el exempleado de la CIA Edward Snowden reveló en junio de 2013 que la Agencia Nacional de Seguridad (NSA) estadounidense tenía un programa de vigilancia masiva llamado Prism que le permitía a ese Gobierno tener puerta abierta a los servidores de las grandes empresas tecnológicas como Google, Apple, Microsoft, Facebook, Twitter, Yahoo y Dropbox, entre otras, para conseguir información procedente de conversaciones, videollamadas, correos electrónicos, redes sociales, fotos y archivos, entre otros, de todos los usuarios.

Para contrarrestar el Prism algunos países han aprobado normativas que garanticen la privacidad de sus ciudadanos, por ejemplo como en Brasil, donde su congreso aprobó hace poco el Marco Civil de Internet que garantiza «la privacidad y la libertad de la expresión en las comunicaciones» y el «pleno ejercicio de acceso a Internet» así como la neutralidad de la red, convirtiéndose en un triunfo de los activistas y las comunidades por la libertad del conocimiento, sumándose a Chile, Holanda y Eslovenia.

Esta misma semana la Comisión Federal de Comunicaciones (FCC por sus siglas en inglés) estadounidense ha aprobado una propuesta que prioriza el tráfico de Internet de acuerdo al contenido y autoriza a los proveedores de servicios de red, a cambio de pagos extras, a garantizar una velocidad privilegiada a unas empresas sobre otras, acabando con el principio de “neutralidad de la red” que

en la actualidad garantiza que todo el tráfico de Internet sea tratado de igual forma, sin discriminación, ni restricciones o interferencias, independientemente de su remitente, destinatario, tipo de contenido, dispositivo, servicio o aplicación.

Las estructuras políticas se están tomando muy en serio el tema del Internet, unos pocos para dominar y otros para garantizar la libertad que nos permita convertirla en una caja de herramientas para la construcción de los muchos mundos posibles. Profundicemos la lucha por la liberación tecnológica de nuestros pueblos.

@hensaca