En el centro de Caracas se realizó un encuentro literario por el natalicio de la escritora criolla|El pueblo leyó la obra de Teresa de la Parra

Las palabras de Teresa de la Parra se escucharon en la esquina de Gradillas, en Caracas, durante una lectura colectiva de sus publicaciones para celebrar los 126 años de su natalicio. La programación contemplaba la participación de especialistas para ofrecer detalles sobre el valor literario y las ideas feministas de esta escritora venezolana de principios del siglo XX.

La actividad se llevó a cabo como parte del programa Pueblo que lee no come cuento, que adelanta la cartera de Cultura, y que en esta oportunidad fue en el contexto del natalicio de la autora venezolana, “una mujer valiente, de avanzada para las décadas de 1920 y 1930”, refirió Genny Lara, coordinadora general de gestión operativa del Celarg.

VIDA CORTA

Aunque falleció a temprana edad, De la Parra “dejó dos grandes piezas para la literatura venezolana, Ifigenia y Memorias de Mamá Blanca”, aseguró por su parte el dramaturgo y crítico de teatro Bruno Mateo, uno de los participantes de la lectura colectiva de ayer.

Para su época -insistió- la autora fue “muy criticada” por recoger en sus obras “el venezolanismo y el caraqueñismo”. La homenajeada se caracterizó por escribir de una forma “epistolar, muy íntima” y por abordar los problemas de las mujeres sin ser panfletaria: “Simplemente escribía lo que sucedía. En Ifigenia dijo que la mujer tenía que sacrificarse, para mantener Venezuela. Esa es su premisa, el sacrificio de la mujer de principios del siglo XX para poder sostener la sociedad ”.

Teresa de la Parra es tan importante como Rómulo Gallegos. “Fue la primera mujer que en su época que se atrevió a dar temas que no abordaban otros autores”, aseveró Bruno Mateo.

BIOGRAFÍA MÍNIMA

La coordinadora de Publicaciones del Celarg, la profesora María “Nena” Riera, recordó que Mario Pincón Salas consideró a Teresa de la Parra como una de nuestras pocas escritoras “clásicas”, mientras que Arturo Uslar Pietri se refirió a Ifigenia como “un libro mujer atractivo, oscuro, turbador”. La obra de la intelectual “refleja una escritura y una mirada femenina de tan hondo contenido literario que no pudieron pasar desapercibidas ni por los escritores ni por los políticos contemporáneos con la autora”.

Teresa de la Parra, hija de madre y padre venezolanos, nació en París 5 de octubre de 1889 y su infancia transcurrió en una hacienda cerca de Caracas hasta la muerte de su progenitor, en 1898, cuando su madre decidió trasladar a toda la familia a una aldea cerca de Valencia, en España, donde la futura escritora y sus hermanos fueron a la escuela.

“La educación formal de Teresa fue a partir de su ingreso a un internado de monjas franco-españolas, un espacio donde desarrolló los primeros ejemplos de su vocación de escritora”, aseguró Riera.

Cuando tenía 18 años de edad -apuntó- De la Parra regresó a la capital venezolana, marcada por las “grandes lecturas” de su desarrollo cultural y del ejercicio de la escritura. Ocho años más tardes, publicó en el diario El Universal, en la Revista Actualidades y la Lectura Semanal, hasta su regreso a París en 1922.

“Ya consciente de su oficio de escritora, había publicado por entregas Mamá X, el Diario de una señorita que se fastidia; textos que luego serían incorporados a su novela Ifigenia de 1924. Un año antes, Teresa de la Parra había solicitado al general Juan Vicente Gómez apoyo para publicar la obra mencionada en Europa”, reseñó Riera.

La profesora aclaró que el dictador mantuvo “una relación amistosa con la autora que fue diluyéndose con el tiempo”. Si bien Gómez se hundió, De la Parra ascendió en el mundo literario tanto en Venezuela como en Francia.

Para 1926, la escritora trabajaba en su segunda novela, Las memorias de Mamá Blanca, hasta 1928, cuando corrigió las ediciones en francés y español, publicadas en enero de 1929. A finales de ese año, accedió a la invitación de intelectuales colombianos para dictar un ciclo de conferencias pronunciadas en Bogotá, en 1930, y que se convirtieron en su tercer libro: Influencia de las mujeres en la formación del alma americana, afirmó.

Según Riera, una enfermedad se agravó en Teresa de la Parra y le impidió avanzar en el esquema de otro libro, Vida íntima de Bolívar. Desde Bogotá fue a Cuba, Estados Unidos y Francia. Nunca más regresó a Venezuela.

Muy enferma y diagnosticada con tuberculosis terminal, murió en Madrid, acompañada de su compañera, la escritora cubana Lydia Cabrera, el 23 de abril de 1936. En 1947 los restos mortales de la autora fueron repatriados y en 1989 fue sepultada en el Panteón Nacional.

CON PELÍCULA

La lectura colectiva por los 126 años del natalicio de la escritora venezolana tenía previsto extenderse hasta la tarde de ayer, con la proyección de la película de Iván Feo, Ifigenia (1986), basada en la novela homónima de Teresa de la Parra.

La película “fue un proyecto de escuela de la Universidad Central de Venezuela, de la época cuando los estudiantes de cine, de arte, estaban comprometidos con el proceso de creación y reivindicación de los derechos de la mujer”, comentó Genny Lara.

La jornada de homenaje a la escritora incluía la participación del periodista Iván Padilla, director de Todos Adentro, para presentar una lectura crítica de la obra de Teresa de la Parra.

T/ Várvara Rangel Hill
rangel-v@correodelorinoco.gob.ve
F/ Jonathan Manzano
Caracas