Por Marcelo Barros|Pueblos indígenas y el bolivarianismo (Opinión)

En el Día Internacional de los Pueblos Indígenas del Mundo (9 de agosto) Amnistía Internacional ha publicado su informe “La larga lucha de los pueblos indígenas de América en defensa de sus derechos». El informe documenta muchos casos de agresiones físicas y actos de intimidación cometidos contra comunidades indígenas y sus líderes en los últimos 12 meses.

En la mayoría de los países latinoamericanos, comparados con otros ciudadanos, los miembros de los pueblos indígenas tienen peores sueldos, reciben menos educación, tienen más probabilidades de morir al dar a luz, en el caso de las mujeres, y tienen menos esperanza de vida.

El nuevo informe revela: «Los pueblos indígenas de América continúan sufriendo toda una serie de abusos, intentos de asesinato y de secuestro, intimidaciones y agresiones y discriminación sufrida a diario. A comunidades enteras se les niega el acceso a sus tierras ancestrales, mientras que otras son sometidas a represión violenta y a abusos por manifestar pacíficamente en demanda de sus derechos humanos”.

Erika Guevara Rosas, directora del Programa de Amnistía Internacional para América, ha señalado: «Es hora de que los países de América se den cuenta de que no pueden decir que son libres y justos, mientras las comunidades indígenas que viven en su seno continúan sufriendo tan graves injusticias y soportando discriminaciones y violencias”.

Amnistía Internacional pide a los gobiernos de la región que creen y mantengan las condiciones necesarias para que los líderes y demás miembros de las comunidades indígenas puedan defender pacíficamente sus derechos sin temor a sufrir represalias y también para poner a disposición judicial a los autores de actos de violencia contra defensores de los derechos humanos indígenas.

Es importante afirmar: los países donde la situación de los pueblos indígenas ha mejorado más, donde los indígenas son más respetados y su dignidad es reconocida y valorada, son Bolivia, Ecuador y Venezuela.

Sigue habiendo problemas y aún hay un largo camino por recorrer, pero el espíritu del Liberador exige que, hoy, sean respetados los derechos de las comunidades indígenas. En el pasado, las Iglesias cristianas fueron conniventes con la colonización forzada y la destrucción de las culturas indígenas. Por eso, tienen una deuda histórica con los pueblos indígenas en su lucha por la liberación.

En Brasil, el obispo Pedro Casaldáliga afirma: “En nuestra América, cuando decimos que el Verbo Divino se hizo carne, significa que El se hizo indio”.