Francisco Pacheco| La pureza de la tradición del pueblo venezolano

«En la manera en que tú puedas devolverle al pueblo su sabiduría, expresión y sentimiento, creo que le estás devolviendo la pureza de su música y de su tradición». Con esta frase Francisco Pacheco refleja el amor que siente por lo que hace. Son 40 años entonando golpes sanjuaneros, parrandas, fulías, décimas, sangueos y malojeras; en fin los distintos ritmos que el pueblo venezolano se expresa a través de la música.

Ese recorrido ha sido recompensado con el reconocimiento popular a través de sus 25 años en Un Solo Pueblo, así como en los últimos quince con la agrupación que lleva su nombre. El 19 de octubre de 2016, el ministerio para la Cultura declaró Bien de Interés Cultural, la vida y obra de Francisco Pacheco.

«Imagínate uno queda como sorprendido ante un reconocimiento como éste. Jamás y nunca pude pensar que podía pasar» soltó. Después vino la entrega formal de este reconocimiento que se concretó el 20 de noviembre en un concierto en homenaje a Serenata Guayanesa.

El hijo de Paula Elvira Croquer, capitana de la tradición de San Juan, y Pastor Pacheco, agricultor, nació el 10 de Octubre de 1955. Vivió sus primeros años en el pueblo de Cata en el estado Aragua.

«De niño me gustaba mucho cantar y sabía como tocar el tambor de mi pueblo; en algún momento logré cantar y tocar el tambor de cumaco al mismo tiempo, que es bastante difícil», recuerda.

Posteriormente a los 12 años, su familia lo envió a Caracas para continuar sus estudios. Lo ubicaron con una tía en Los Rosales y culminó la educación básica en la Escuela Tomás Aguerrevere en Prado de María y el bachillerato en los liceos Santiago Key Ayala, Gran Colombia y Gregorio Mac Gregor.

Pero siempre se mantuvo en contacto con la tradición popular, cuando podía regresaba a su pueblo a visitar su familia y amigos. Desde hace 10 años, además es miembro de la cofradía de los Diablos Danzantes de Cata.

Explica que un gran porcentaje de la música venezolana está basada en tradición popular religiosa. Sucede así con la gaita, el tambor, la fulía, las parrandas y muchas más.

«Es una de las cosas importantes que tiene la música tradicional; pero uno no lo lleva al escenario porque transformas lo que aprendes en un espectáculo, así que (lo que se interpreta) no lleva esa connotación religiosa, sin embargo uno trata de expresar por lo menos una parte».

EL INICIO

Un fin de semana en Cata conoció a Ismael Querales, uno de los creadores de Un Solo Pueblo, que venía con la inquietud de conformar un agrupación de música venezolana, a finales de 1975. Querales lo invitó a participar en la iniciativa.

«En un principio no estaba muy convencido, porque estaba en el ambiente del estudio, hacía deporte, y mi aspiración era estudiar educación física en el Pedagógico de Caracas y ser profesor. No le paré mucho a la invitación pero seguí participando en mis tradiciones, un día se aparecieron en mi casa en Los Rosales y me invitaron para un ensayo» contó.

Su primer concierto fue en la sala Rajatabla en los Caobos, en un velorio de Cruz de Mayo en 1976. «Con Un Solo Pueblo empecé a conseguir cosas que yo nunca había escuchado en nuestra música tradicional, cosas que jamás pensé que existían».

Para 2001 se decidió a conformar Francisco Pachecho y Su Pueblo. Tuvo la fortuna de mantener algunos de sus compañeros, como Luis Silva (trombonista), José Quevedo (saxo), Marino Zambrano (trompeta), el Joe de Naiguatá el charrasquero , Joel izaguirre, y además mis hijos Francisco Pacheco junior y Mirna Pacheco.

Cuenta con cinco proyectos discográficos: Francisco Pacheco y su pueblo volumen 1; Francisco Pacheco y su Pueblo Raíces; Francisco Pacheco y su Pueblo Treinta Años de Tradición y Francisco Pacheco y su Pueblo Diversidad y Gotas de Libertad.

«Hay otro que contiene 36 temas es como un disco número 7 es un compilado de lo que se ha grabado y pensamos hacer uno con la música de la que se grabó con Un Solo Pueblo. Se tratar de incluir con algunos temas nuevos, en eso estamos trabajando», dijo.

Texto/AVN
Foto/Archivo