Rafael Barazarte: «Uno nunca debe ir en contra del texto»

«Para mí en este montaje importa siempre la palabra. Uno nunca debe ir en contra del texto», señaló Rafael Barazarte, quien dirige «Animal político» de Jesús Farías, obra que obtuvo el II Premio de Dramaturgia Trasnocho. La misma cuenta con las excelentes actuaciones de Juan Carlos Ogando y Germán Anzola.

Actualmente esta pieza está en la Sala Plural del Trasnocho de Caracas, los viernes a las 5:00 pm; mientras sábado y domingo desde las cuatro de la tarde. Barazarte es también comunicador social. A nivel de las tablas se formó en la mítica agrupación Rajatabla. Se inclinó por la dirección casi desde sus comienzos. Las puestas de escena que ha realizado son » Edipo Rey y Antígona» en la Universidad Monteávila; » Nuestra tierra tan pobre» en Creajoven;»Comegato» de Gutavo Ott durante el tercer festival de Jóvenes Directores; y volvió en el cuarto con  «Los ángeles terribles» de Román Chalbaud. Durante un taller superior de puesta en escena, organizado por La Caja de Fósforos, realizó un trabajo a varias manos con la pieza «Woyzeck».

Basado en hechos reales, la historia nos centra en el encuentro en Nueva York a finales de 1948 entre el depuesto presidente Isaías Medina Angarita y Laureano Vallenilla Lanz, futuro asesor ideológico del dictador Marcos Pérez Jiménez. Una reunión donde las verdades, medias tintas y muchas comparaciones de nuestra historia política latinoamericana fluyen entre el frío y algunos tragos de brandy aliñado que hacen solar la lengua ¿de más?

– Una pieza con un texto que hace pensar al espectador. ¿Cómo lograste hacerlo llamativo?

– Creo que uno nunca puede ir en contra del texto, menos cuando su presentación es un premio de dramaturgia. Puedes jugar con varios factores, como la puesta en escena, la tensión que en cada unidad de acción, la música y, porqué no, un poco de imaginación que uno siempre debe tener como creador de experiencia y espectáculos. Pero partiendo de esa premisa, uno nunca debe ir en contra del texto, al contrario  aferrarse a su fuerte que es «La Palabra». Poco a poco te vas a empapando de ese proceso de búsqueda e investigación, histórica en este caso, te vas dando cuenta de la dificultad de los personajes, de lo contradictorio de la puesta en escena, de los diferentes avatares de debes sortear para lograr la obra final. Aparte, si el equipo te ayuda y es entregado y profesional, tienes entonces el 80 por ciento del trabajo realizado. En efecto eso pasó en «Animal político», gran parte del trabajo se enfocó que el equipo, reducido de personas, tomarán la obra como suya, siendo fundamental el trabajo final en conjunto.

– Esta puesta se cuela para los que conocen o no de nuestra historia…

– Yo creo que es una obra vista por dos vertientes: el que llegue y no sabe nada, o el que llegue y sabe demasiado; pero sin duda las personas de los dos públicos sacarán algo productivo de ella. También es una prueba que estamos realizando para que el ganador de los jóvenes directores del año que viene que viene, monte la pieza del venidero tercer concurso de dramaturgia. De manera de casar estos dos proyectos y hacerlos perdurables en el tiempo.

– El tema histórico político está siendo muy tratado en las tablas nacionales. ¿Esto no cansa al espectador?

– Hay una cantidad de cierto en ello. Yo digo que esta obra no es para todo el mundo, pero bueno tenemos pruebas fuertes con Javier Vidal y sus largas andanzas por el tema histórico y al menos en lo que respecta a Trasnocho, los llenos son totales. Pienso que todo está en el mercadeo de la obra, en cómo es tratada la publicidad, pero también hay un interés por nosotros de revisar nuestros hechos históricos, sobre todo si es desde acá en donde empezamos a traicionar nuestra propia democracia. Temas como el exilio han conectado mucho a la audiencia que ha venido al espectáculo, y cómo nos repetimos a través de la historia. A veces me sorprendo de las risas «irónicas» del público cuando comparan cosas que pasaron en los años 40 del siglo pasado.

– El teatro minimalista ¿es una alternativa en estos tiempos de crisis? 

– Sin duda alguna, creo que ha funcionado bastante bien el «mientras menos más». Yo no quería que fuera un espectáculo, al contrario pienso que nuestra principal carta de presentación  es el Premio de Dramaturgia Trasnocho en el 2018. Ensuciar lo que se dice con efectos especiales y sonido, no nos iba a ayudar. También creo que parte de una madurez creativa. Propuestas como «Comegato» de Gustavo Ott y «Ángeles Terribles» de Román Chalbaud, que han sido otras puestas en escena mías tenían esa característica y una palabra bastante potente que se desvirtuaba con la escenografía, montajes hermosos sobre todo; pero aquí prefiero que la gente esté aún más cerca del actor, y por ello cambié la disposición de la sala que me permitiera esa cercanía. Para mí este montaje importa la palabra.

– ¿Te aventurarías con montar una comedia? 

– ¡Sin duda! Aunque le tengo respeto, pero es uno de los ámbitos que me gustaría incursionar. También me han comentado para montar en microteatro, pero me cuesta sinceramente no hacer algo de protesta o que sea ligero. Siento que debemos al menos los creadores estar en sintonía con lo que sucede. Las personas están buscando distracciones, pero parte de nosotros saber si hacemos que esas distracciones nos ayuden a reflexionar o quede en una simple salida y ya.

– Fue un trabajo en equipo…

– Y ha sido espléndido, porque se trabajó desde el respeto. Tanto Germán como Juan Carlos son grandes profesionales en su área y entendieron su aporte al montaje. Lo mejor de cada personaje y la química entre ellos ha dado mucho en escena. El vestuario está realizado por Eva Ivanyi, quien ha sido el hada madrina del proyecto. La iluminación por Juan Carlos Ogando y la producción de Queiroz Publicidad, específicamente de Douglas Palumbo, quien ha dado el mil por ciento en el proyecto. Fabiola Orta ha sido mi mano derecha en todo este viaje, cosa que agradezco regresar a las tablas nuevamente con ella; mientras cuento con un equipo audiovisual fundamental para mercadear la obra, como lo es Richard Carpio y Oriana Abello.

Texto/Eduardo Chapellín
Foto/T.T.