El ministro de Trabajo de Brasil, Carlos Lupi, pasó a ser el séptimo miembro del gabinete de la presidenta Dilma Rousseff en abandonar su cargo, luego de que fuera acusado de corrupción.
«Teniendo en cuenta la persecución política y personal de los medios que vengo sufriendo hace dos meses (…) decidí pedir la renuncia al cargo con carácter irrevocable», informó a través de un comunicado, luego de un encuentro con la presidenta Rousseff en el Palacio Planalto.
La última denuncia fue hecha hace una semana, cuando la prensa local advirtió que Lupi tenía bajo su poder, de forma ilegal, varios cargos públicos, incluyendo la presidencia del Partido Laborista Brasileño, reseñó Telesur.
Lupi es el sexto ministro que abandona el cargo bajo acusaciones de corrupción. En menos de un año han renunciado a su cargo los titulares de Casa Civil, Transportes, Agricultura, Turismo y Deportes. Solamente el ministro de Defensa, Nelson Jobim, dejo su responsabilidad, alegando diferencias con la presidenta.
Entre las acusaciones destaca el supuesto financiamiento de su partido con recursos recaudados ilegalmente; enriquecimiento por contratos ejecutados en su cartera ejecutiva y por aparecer como asesor durante seis años en el Congreso de Brasil, sin ejercer ese cargo.