Al menos tres parejas extranjeras que alquilaron en Tailandia madres subrogadas permanecen este viernes impedidas de abandonar el país, en medio de una investigación policial sobre la extensión de un negocio ilegal de reproducción asistida.
Dos de los matrimonios contratantes, de nacionalidad australiana, fueron retenidos en el aeropuerto de Bangkok cuando se disponían a volar a su país, acompañada por la mujer que prestó su útero para acoger óvulos fertilizados a cambio de pago.
Medios locales reportaron además de estos casos el de una tercera pareja estadounidense a la que autoridades tailandesas previnieron de abandonar el territorio nacional junto al bebé conseguido por ese procedimiento médico.
El abandono por otra pareja australiana de un gemelo recién nacido con síndrome de Down, semanas atrás, se convirtió en la punta del iceberg de una trama de tráfico de vientres de alquiler al margen de la ley en la que aparecieron involucradas algunas clínicas.
Ante el escándalo desatado, el Ministerio de Desarrollo Social y Seguridad Humana anunció la presentación de un proyecto legislativo regulador, que favorece el procedimiento controlado de reproducción asistida entre parientes cercanos y proscribe su comercialización.
Las pesquisas policiales emprendidas llevaron al descubrimiento de un japonés adinerado, ahora fugitivo, que contrató los servicios de varias mujeres tailandesas para procrear a los niños, a los que más tarde se sospecha vendía en Japón.
El hallazgo en una casa que alquilaba de nueve criaturas engendradas levantó iniciales sospechas de que tuvieran que ver con trasiego de órganos humanos.