Por Héctor Abache |El rol de las comunidades (Opinión)

Inspirado en la experiencia de las Comunas surgidas luego del triunfo de la Revolución Maoísta (1949), y por otras experiencias revolucionarias similares, el comandante eterno Hugo Chávez en su irrenunciable sueño por lograr el fortalecimiento del Poder Popular a través del autogobierno, estratégicamente llamó con vehemencia al pueblo venezolano a conformarse bajo la figura de los Consejos Comunales (2006), para posteriormente condensar todas las fuerzas comunitarias bajo la estampa del Estado Comunal, a fin de alcanzar su propio desarrollo.

Partiendo de esta premisa y vista la situación que enfrenta el país producto de la cobarde guerra económica que han puesto en marcha los enemigos de la Revolución Bolivariana, creo pertinente resaltar con mucha humildad el rol que ha de ejercer el Poder Popular en defensa de nuestro proceso revolucionario ante dicho escenario.

En ese contexto el principal rol de las comunidades organizadas debe ser convertirse en contralor comunitario, a fin de inspeccionar la fluctuante fijación de precios en los comercios de la zona, y si ha de encontrar anomalías, deberá recurrir inmediatamente al llamado de las instancias públicas con competencia en la materia.

En paralelo con eso deberán también estar atentas ante cualquier indicio de acaparamiento o escasez inducida como parte del mismo plan, y ha de combatirlo con el sistema productivo comunal que ha nacido del seno de su organización, consumado en las Empresas de Producción Social (EPS), que de manera estratégica deberán dar respuesta en la medida de sus posibilidades al clamor del consumidor comunitario.

Es de considerar que en algunos casos esa capacidad de respuesta de las EPS pudiera ser vulnerada de acuerdo a su realidad productiva, por tanto deberá tenérsele como tarea pendiente si fuere el caso.

Pues bien, en materia económica esas serán unas de las primeras acciones de las tantas posibles, las cuales se practicarán sin abandonar sus labores fundamentales orientadas a la colectivización de la sana convivencia; el fortalecimiento de las familias; la creación de espacios propicios para el deporte, la cultura, la recreación, el turismo y la paz; la construcción de lazos con las unidades educativas y de salud del sector a fin de impulsar programas vinculados con esas materias; entre otras tareas que coadyuven al cuido celoso de nuestra Revolución Bolivariana, socialista y chavista, porque el sueño de enrumbar al país hacía un destino mejor, parafraseando al Eterno Comandante, los ultraderechistas fascistas no nos lo quitarán jamás.

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