Por Alfredo Oliva| Salario y smog (Opinión)

En ese país nadie daba crédito a lo que observaba, expresiones como: “es un castigo de Dios” llenaban de mas angustia y miedo a una población petrificada.

Una espesa y oscura niebla (smog) inundaba e impregnaba todo, cuando la gente respiraba dejaba una picazón que obligaba a toser, provocaba meterse la mano y rascarse la garganta.

La televisión y la radio privada se encadenaron con las noticias, los locutores narraban con voces tétricas: “el smog envenena la atmósfera con sulfatos, nitratos, carbón y amoníaco que podrían causar enfermedades respiratorias graves y cáncer”; y agregaban: “más de 10 millones de personas mueren anualmente a causa de la contaminación”.

Las luces de casas y carros encendidas a las 10 de la mañana, no se veía el Sol y menos el cielo; todo el mundo sabía cuáles eran las empresas e industrias contaminantes, además de los opositores que quemaban montañas, basura y las guarimbas que incendiaban todo e intentaban derrocar al Gobierno.

Continuaron con la especulación y la inflación inducida, aumentaron: los tapa bocas, toallas humectantes, protector solar, el agua embotellada, las vitaminas, los alimentos, purificadores de aires, etc.

El Presidente de ese país para proteger a la población decretó distribuir a cada hogar y a los trabajadores bombonas de oxígeno con sus respectivas mascarillas.

Los medios privados, la población opositora y el fascismo guarimbero y algunos “chavistas confundidos” arremetieron contra el Presidente y su Gobierno porque “el oxígeno no alcanzaba”.

El Presidente respondió: “van a arremeter contra quién les aumenta el salario, ¡Perdón! Rectifico: “contra quien les salva la vida con el oxígeno y no contra quienes contaminan”.

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