Por su destacada labor en la pelota profesional venezolana y por elevar el nombre de Venezuela en las Grandes Ligas, Andrés Galarraga fue exaltado ayer en, Valencia, al Salón de la Fama del Beisbol.
Junto a él, también entraron al “museo de los inmortales” Lázaro Salazar, Pedro Padrón Panza, Teodoro Obregón, Ángel Bravo y Luis Aponte.
Durante un emotivo acto, Galarraga agradeció su familia, fanaticada, periodistas y directivos del salón por ser tomado en cuenta en esta séptima edición del galardón.
Suficientes méritos posee el legendario primera base de los Leones del Caracas.
En 13 años de participación en la Liga Venezolana bateó 61 jonrones y empujó 243 carreras. En Grandes Ligas quedó campeón bate de la Liga Nacional en 1993, con un average de 370, entre otros datos.
En el 2000 regresó a los campos de la pelota en Estados Unidos, tras librar una intensa batalla contra el cáncer en su espalda. Luego de esa hazaña, creció el respeto hacia su persona y la admiración de todo el mundo deportivo, especialmente por su humildad y constancia.
Estrellas inolvidables
De igual manera se elogiaron los aportes que hicieron los otros cinco nuevos miembros del museo.
El cubano Lázaro Salazar, uno de los mejores managers de la historia de los diamantes venezolanos, fue recordado por su proeza al frente de Industriales de Valencia y luego con Navegantes del Magallanes.
Con 740 imparables a lo largo de 19 temporadas, Teodoro Obregón ocupó un sitial de honor. Fue inevitable que los presentes en la actividad recordaran la famosa dupla shortstop y segunda base que hiciera Obregón con Gustavo Gil. Centenares de dobleplays se consumaron bajo esta combinación.
Uno de los mejores hiteadores zurdos de estas tierras (con 969 conectados en 18 temporadas), Ángel Bravo, estará para siempre en el corazón de la fanaticada beisbolera.
En su haber se aprecia unas 119 almohadillas estafadas, por lo que es considerado uno de los jugadores más rápidos de la Liga patria.
Luis Aponte, quien subió a las lomitas de los estadios venezolanos en 16 campeonatos, pieza clave de los Cardenales de Lara, también esculpió su nombre entre las glorias de esta disciplina.
Igualmente fue reconocida la labor de Pedro Padrón Panza, directivo que entregó su vida a la consagración de los Tiburones de La Guaira en la pelota rentada. Actualmente es fallecido.
Luego de la entrega de placas a los homenajeados, decenas de fanáticos compartieron con los jugadores presentes, al tiempo que disfrutaron de micros alusivos a la vida de cada una de estas personalidades de los campos deportivos.
Los organizadores del evento anunciaron que desde ya se empieza a evaluar los posibles nombres para engrosar la lista de los “legendarios” en la versión del año próximo.