La única escuela de la Universidad Central de Venezuela (UCV) que ha logrado durante el mandato de las actuales autoridades cumplir a cabalidad con el plan de enseñanza previsto en sus planes de estudio es la de Salsa Casino. Muy de cerca y en puesto honroso se encuentra la de los evangélicos, que impartiendo clases en las cercanías de la Facultad de Farmacia incluso han mantenido abierta su biblioteca, a la cual acuden de forma rigurosa y disciplinada a la realización de actividades de investigación y lectura de las sagradas escrituras.
Tan excepcional y exitosa conquista en una universidad donde, por ejemplo, este año, 2014, apenas completó, de manera irregular, un semestre, constituye una verdadera hazaña y apología a la inteligencia, que bien merece que sus graduandos con toga y birrete reciban sus títulos honoríficos “Mención Báilese”, en acto de grado en la hoy opacada y echada a menos Aula Magna.
Los estudiantes de la Escuela de Salsa Casino han mostrado y demostrado ser los únicos que en la Casa que vence las sombras mantienen el pensum de estudios actualizado, que responde y atiende a sus propias necesidades que son las de muchísimos jóvenes del país, con la añadidura de poseer la elevadísima cualidad de adaptarse a los cambios de su entorno de forma automática. Los alumnos y profesores se la pasan en un constante movimiento que les permite absorber, sincrónicamente, cualquier modificación de los ritmos socio-ambientales y hasta políticos del entorno.
Otra cualidad de la Escuela de Salsa Casino es disponer de horarios sumamente flexibles, que soslayan con rapidez las decisiones rectorales orientadas a inmiscuir a los estudiantes en disturbios conspirativos. Y si a esto unimos el alto grado de comunicación entre los mismos estudiantes y entre estos y los profesores, estamos en presencia de un modelo académico capaz de brindar la efectiva posibilidad de aprovechar, frente a cualquier adversidad, las instalaciones de nuestra magna casa de estudios.
La comunidad estudiantil de Salsa Casino y Evangélicos se caracteriza por ser muy respetuosos de las decisiones adoptadas por el excelentísimo Consejo Universitario de la UCV, dignamente dirigido por la doctora Cecilia García.
Ante la facilidad brindada por estas autoridades para que los estudiantes asistan a marchas y guarimbas, con la celebérrima resolución No aplicar evaluación, No tomar asistencia, los Salsa Casino optaron por darle continuidad a sus clases con asistencia plena de todos y cada uno de sus salseros.
Su amor por la academia, por la síntesis de las artes de Carlos Raúl Villanueva, es tal que para nada aceptaron que la potestad de nuestra UCV se viniera abajo, tal como ocurre y está ocurriendo en muchas de sus escuelas, donde el espíritu y la majestad académica que caracterizaba a esta universidad se encuentra trastocado. Basta citar que frente a cualquier problema, sea de inseguridad, de horarios, de presupuesto, de lo que sea, la decisión de las venerables autoridades mil veces comprometidas con la autonomía universitaria es, siempre, de manera indeleble, cerrar sus puertas.