San Benito y los chimbangles liberaron a los esclavos del sur del Lago de Maracaibo

El culto a Ajé o a San Benito con los chimbangles ayudó a los esclavos africanos a obtener su libertad del blancos españoles en tiempos de la Colonia.

La aseveración la hizo Betty Mendoza, autora de la investigación El performance sagrado. El ritual de transferencia en el culto a Ajé/San Benito, en Bobures, al sur del estado Zulia en las Jornadas de Investigación de la Unearte.

La profesora recordó que a Bobures fueron llevados esclavos africanos sin evangelizar, para poder tratarlos como animales y se encontraron en esa parte del país “con un grupo pequeñísimo de blancos españoles que trataron de esclavizarlos y que, les hicieron entender como personajes inteligentes que no se iban a dejar esclavizar por cuatro pela gatos y decidieron tener su libertad con el chimbangle”.

Armados con palos y los tambores, los africanos amenazaron y castigaron a los dueños de hacienda, que terminaron de darle la libertad por obligación.

“Cuando se firma la abolición de la esclavitud en Venezuela, ya todos los esclavizados del sur del Lago de Maracaibo eran libres, y lo habían obtenido a través del chimbangle”, aseveró.

DESDE ÁFRICA

La investigación de la profesora se centra en uno de los momentos cruciales de la fiestas de San Benito, que tiene categoría de culto con varios rituales, de ahí, este ritual de “transferencia”, cuando se saca al santo de la iglesia.

Mendoza contó el mito que rodea a San Benito: El hijo de una reina cuyo esposo la dejó sola por irse a la guerra y que en la soledad se enamoró de un esclavo negro llamado Serapio, quien la embarazó. Cuando estaba a punto de dar a luz, el rey volvió y la reina le pidió a la partera que si el niño era negro lo lanzara al río, donde luego fue encontrado por Santa Ifigenia quien se encargó de criar al niño.

“Ese niño no es santo, es considerado santo porque lo crió Santa Ifigencia. Cuando crece, se entera que la santa no es su mamá y sale por el mundo a buscarla”, detalló.

En las fiestas de San Benito, describió Mendoza, sus vasallos realizan al menos tres toques de “obligación”de tambores para llamar a su espíritu y que este baje a su imagen, antes de ser sacado de la iglesia para recorrer las calles del pueblo de Bobures”.

“Este ritual de transferencia es el que garantiza que San Benito entre en su imagen y ellos (los vasallos) puedan rendirle culto a él y no a su imagen”, resaltó.

De acuerdo con Mendoza, los africanos trajeron en su imaginario una deidad del antiguo Benin, que por casualidad era hijo de una negra con un rey blanco. La madre fue expulsada del reino luego del parto y el niño fue criado por su padre. Este niño dios, Ajé, descubre luego que su madre no era la reina que lo crió y sale al mundo a buscar a su mamá.

“En ese momento (de la Colonia) para los bobureños del sur del Lago, se unen ambas historias. El mito original es el de Ajé, que luego extrapolaron a San Benito”, refirió.

Texto/Várvara Rangel Hill
Foto/Miguel Romero
Caracas