El 15 de marzo se cumplieron 14 años de la desaparición física del compositor Luis Mariano Rivera Font, el estado Sucre conmemora a una de sus figuras culturales más representativas del siglo XX. El «cantista», como él mismo se llamaba, nació en un pueblo cercano a la ciudad de Carúpano, llamado Canchunchún, un 19 de agosto de 1906, durante el gobierno de Cipriano Castro.
Procedente de una zona rural, con todas las carencias y riquezas que eso significa en una Venezuela agrícola, Luis Mariano creció entre agricultores y a eso se dedicó, al igual que su familia. Este ambiente natural fue la fuente de inspiración, de quien quedó huérfano muy joven y apenas llegó a tercer grado de escuela Primaria.
Esto no fue impedimento para que se desarrollara su innato sentido artístico y poético. Dicen que Luis Mariano no sabía qué era la poesía y siendo adulto, fue que supo que «era poesía lo que sus palabras decían». Gracias a una corrección ortográfica que un conocido le hizo a sus 38 años de edad, el poeta sucrense decidió asistir a una escuela para aprender a leer y escribir correctamente.
10 años después, el mismo Luis Mariano dijo que logró «meter un poco de luz» en su pensamiento y es cuando surgen sus canciones más representativas y que, posteriormente, fueron interpretadas por grandes de la música venezolana, tanto popular como académica.
Temas como “Canchunchú Florido”, “Cerecita”, “La taparita”, “La guácara” y “La cocoroba», trascendieron más allá de nuestras fronteras gracias a las voces de Simón Díaz, Cecilia Todd, Jesús Sevillano, Gualberto Ibarreto, Lilia Vera y Rafael Montaño. El mismo artista sucrense ha sido homenajeado por el cantante Alí Primera con “La canción de Luis Mariano”.
Su incansable labor en favor de los menos favorecidos y la difusión de la cultura, le valió ser merecedor de premios y reconocimientos entre los que destaca un Doctorado Honoris Causa de la Universidad Experimental de Guayana. Mientras que las universidades de Oriente, la «Jacinto Navarro Vallenilla» de Paria y el tecnológico «José Antonio Anzoátegui» lo nombraron Profesor Honorario. También fue merecedor de diversas órdenes en primera clase a cargo del Ejecutivo Nacional, además de ser Premio Nacional de la Cultura Popular en 1991.
Rivera murió a los 95 años, todo los que quisieron hablar con él desde reconocidos artistas, temerosos estudiantes universitarios, hasta brillantes académicos, todos fueron recibidos en su «rancho», como Luis Mariano llamaba a su casa, rodeado de su naturaleza, sus animales y sus querencias.