La derecha venezolana en su angustia ante el fracaso cantado del referendo revocatorio que ellos mismos enlodaron, comenzaron a lanzar flechas a diestra y siniestra para ver si pegaban una. Seguramente recurrieron a un adivino que les indicara con precisión una fecha maléfica que asustara a los chavistas y así poder dar el golpe definitivo al presidente Nicolás Maduro.
No lo pensaron dos veces y se lanzaron por el mes de septiembre, porque tal vez le metía miedo al pueblo por aquello del derrocamiento y asesinato de presidente socialista chileno Salvador Allende en 1973 o el derribó de las Torres Gemelas de Nueva York (2001), que sirvió de pretexto al gobierno de George W. Bush para masacrar a los países del Medio Oriente.
Por eso de nuevo subestimaron la sabiduría popular y optaron por la aventura del 1° de septiembre, sin creer que el pueblo había aprendido la lección del 11-A, como dijera en la avenida Bolívar José Vicente Rangel.
Pero, además, septiembre no es tan negativo para la causa revolucionaria, como se pensaba; precisamente, al comienzo de este noveno mes, en 1945, Ho Chi Minh asumía la Presidencia de la entonces República Democrática de Vietnam, y declaraba la independencia nacional, aunque fueron necesarios otros nueve años para que el colonialismo francés cayera derrotado en la Batalla de Dien Bien Phu (1954).
Septiembre bueno nos obsequia gratas efemérides: La Carta de Jamaica (1815); natalicio de José Félix Ribas (1775); nace Luisa Cáceres de Arismendi (1799); el chavismo gana la AN (2010); el comandante Hugo Chávez en la ONU: “… Ayer en esta misma tribuna estuvo el señor presidente de Estados Unidos, a quien yo llamo el diablo. Vino aquí hablando como dueño del mundo»… (2006) y en el 2016, el pueblo bolivariano derrotó otra intentona golpista de la derecha venezolana.