Por Juan Azócar|Siempre será la hora del pueblo (Opinión)

Decirle a la derecha que administre bien su triunfo parece ser pedirle demasiado. Basta conocer el comportamiento que ha tenido hasta ahora para saber lo que harán en el futuro inmediato. Para ellos propiciar el caos no ha sido necesario ganar elecciones. Porque si asumimos que el poder legislativo los termina de enloquecer, es propicio entender que lo que ha venido ocurriendo en el país desde hace varios años, lo han hecho adrede.

Controlar el aparato productivo y la importación con los dólares del estado les ha permitido manipular una situación socioeconómica que conduce a situaciones y resultados electorales como el del 6-D, que parecieran ser contradictorios a la luz de iniciativas como las políticas sociales con resultados altamente positivos.

Entonces, pudiéramos dejar en manos de psicólogos, siquiatras, sociólogos, trabajadores sociales y politólogos el balance y análisis de lo que ha venido ocurriendo.

Pero esencialmente acudimos al Partido, como fundamento de cualquier transformación social. En este caso, el PSUV y la gama que forma el Gran Polo Patriótico tienen la palabra: desnuda, reflexiva, deslastrada, clara y raspada. Ya se ha dicho que sin partido revolucionario, no hay revolución.

Afirmamos entonces que lo sucedido, aunque suene de cajón, es causa humana. Aquí, hombres y mujeres soñando y construyendo un mundo mejor. En buena medida la inocencia popular que desde el mismo 4-F-1992 vio la luz de su futuro en el liderazgo de aquel maravilloso hombre, humano hasta los tuétanos, llamado Hugo Chávez, que indudablemente se consumió por lo millones de pobres y por nuestra milenaria exclusión social.

Del otro lado, la maldad, el odio, el criminal, el sanguinario que revive las bajas pasiones del fascismo que encarnaron Hitler, Mussolini, Franco o los demonios militares que ensangrentaron durante el 50, 60,70 y 80 a nuestra América. Los mismos que apenas anuncian el resultado de cualquier elección lanzan alaridos y gruñen amenazas contra el pueblo humilde y sus logros.

Quisiéramos escribir un artículo de espíritu navideño, pero todo indica que soplan vientos de conflictividad. Frente a agresiones y amenazas verbales como consecuencia de la borrachera electoral, el pueblo y sus líderes tienen la palabra. Siempre será el pueblo y la unidad cívico-militar. Lo fue el 23 de enero del 58, el 4-F-92, el 27-N-92, 13 de abril 2002 y lo ha sido hasta hoy en Revolución Bolivariana. Así, Bolívar y Chávez están más vigentes que nunca.

revolcones76@yahoo.com.ve