En el concierto tocaron las nuevas generaciones de docentes | El Sistema homenajeó a los maestros fundadores de las cátedras de instrumentos

Con el primer ensayo que dio origen al Sistema Nacional de Orquestas en febrero de 1975, el maestro José Antonio Abreu pidió a los músicos pioneros que organizarán las cátedras para realizar estudios dedicados a cada fila de instrumentos. Estos espacios de formación fueron levantados por maestros que han podido ver los frutos de sus esfuerzos y que ayer fueron reconocidos por haber dejado su huella y ser pilares fundamentales de la estructura académica del programa social.

Segundos antes de iniciar el concierto homenaje fueron ovacionados Rubén Oscher, fundador de cátedra de fagot; Ramiro Ramírez y Rey Cantor, creadores de la cátedra de corno; Luis Rossi y Mark Friedman, de la materia dedicada al clarinete; Filiberto Núñez, de la de fagot; Lido Guarnieri, de la cátedra de oboe y Glenn Egner, de la de flauta.

El recital tuvo lugar en la Sala Simón Bolívar del Centro Nacional de Acción Social por la Música (Cnaspm), con la Orquesta Sinfónica Simón Bolívar de Venezuela, guiada por la batuta del maestro Alfredo Rugeles, que dirigió Octopus (variaciones tangueras), de José Carli, con la participación especial de ocho de esos músicos de nuevas generaciones que se formaron con los fundadores de las cátedras y constituyeron una escuela.

La pieza de Carli fue una obra escrita para el Octeto académico de Caracas y tuvo como solistas a los oboístas Andrés Eloy Medina y Víctor Morles, a Carmen Borregales y Jesús Antón en los clarinetes, Leonardo Deán y Cristóbal Acosta en los fagotes, junto a Edgar Pulgar y Edward Torres al mando de los cornos.

Después del intermedio, estaba previsto que se interpretaran los cuatro movimientos que escribió Gustav Mahler en la Sinfonía N°1 en Re mayor “Titán”.

GRACIAS

Al iniciar el concierto, el maestro Alfredo Rugeles dirigió al público unas breves palabras para hacer notar que estaban presentes los fundados de las cátedras de instrumentos de viento madera y corno del Sistema, a quienes les expresó “su agradecimiento sincero” por su labor a lo largo de 40 años.

Las cátedras se fundaron inicialmente para formar a las y los músicos de la primera agrupación del Sistema, la Orquesta Nacional Juvenil. En aquellos años los maestros también recorrieron el país para sembrar conocimientos mediante clases, ensayos o talleres especiales, muchas veces en lugares poco convencionales para la formación como un parque y bajo la sombra de un árbol, recordaron ayer los cornistas Rey Cantor y Ramiro Ramírez.

Cuando nació el Sistema, Rey Cantor era integrantes de la Sinfónica de Venezuela y docente del Conservatorio de Maracay. Este músico tachirense tenía en ese entonces 22 años y atendió el llamado del maestro Abreu que buscaba jóvenes para formar la primera orquesta.

Abreu “me dijo: Bueno Rey, tenemos un compromiso que vencer, vamos a formar la orquesta juvenil y te voy a asignar la responsabilidad de la formación de los alumnos de corno. Cuando eso, se estaba comenzando a construir el Teatro Teresa Carreño y no teníamos un sitio donde trabajar. Las primeras clases fueron en el Conservatorio Landaeta, luego estuvimos en un galpón en Boleíta”, rememoró en una entrevista con el Correo del Orinoco.

En el primer grupo de estudiantes de la cátedra estuvieron como alumnos Javier Aragón y Fernando Ruiz, no eran más de cinco músicos, apuntó.

Más tarde el maestro Abreu consiguió una casa en El Paraíso, en el que los músicos del interior del país podían hospedarse y formarse en las cátedras de los diferentes instrumentos. “Así nació la escuela de corno”, aseveró Cantor.

Otro tachirense, Ramiro Ramírez fundó cátedras de corno en los estados Bolívar, Monagas, Nueva Esparta y Portuguesa.

“En Acarigua no había local (para las clases), que entonces se hacían en un parque y todo el mundo se peleaba por la sombra de un jabillo, así que el que llegaba primero se agarraba la sombra. Menos mal que nunca llovió”, comentó el profesor entre risas.

Ramírez recordó que la ejecución del corno es de las más difíciles que hay, según registros del Record Guinnes. El sonido tanto en el corno, como en la trompeta, se produce por la vibración y la posición de los labios. En el pasado se tocaba el corno natural (sin pistones) y se ayudaba con la mano en el pabellón. Venezuela tiene a uno de los mejores cornistas naturales del mundo, el barquisimetano Raúl Díaz, exalumno del maestro tanchirense.

DE LOS ANDES PARA EL MUNDO

Al maestro Ramiro Ramírez, fundador de cátedras de corno del Sistema en varios estados del país, le gusta presumir que el estado Táchira, su tierra natal, es la “cuna” de varias generaciones de los mejores cornistas del país, como lo reconoció un especialista estadounidense que ha visitado en varias oportunidades la capital andina.

“Tuvimos 22 cornistas profesionales nacidos en el Táchira que trabajaron en orquestas del extranjero y en Caracas” y que no abundan en lugares como en Nueva York. Eso fue hace 10 años y “ahora hay una nueva generación de cornistas, hay como 70 u 80, hay muchos tocando por fuera, casi todos los de la (Sinfónica) Simón Bolívar son de San Cristóbal, eso me llena de orgullo”, mencionó.

Ramírez también recordó que hace menos de una década se realizó un concierto de la Sinfonía N° 1, de Mahler, que requiere siete cornos que fueron ejecutados por igual número de profesionales de la familia Aragón, del estado Táchira.

T/ Várvara Rangel Hill
F/ José Luis Díaz-Cortesía FundaMusical