Por Néstor Rivero| Soberanías asediadas (Opinión)

La retoma de la iniciativa diplomática por el gobierno sirio de Bashar Al Asad, que ha logrado sentar en la mesa de Ginebra, con voceros suyos, a John Kerry, secretario de Estado de Estados Unidos, es resultado de los recientes avances en el terreno de los sirios, quienes con apoyo ruso lograron liberar a la histórica Palmira de los grupos terroristas de Daesh, los mismos que en los últimos meses mantienen a Europa sometida a una serie de atentados.

Una cosa ha conducido a la otra y después de que la soberbia imperial hacía declarar a voceros del imperio que su propósito era “la salida de Al Asad”, terminan ahora reconociendo “lo positivo de la derrota del Daesh en Palmira”. Se trata de las mismas fuerzas geopolíticas e imperiales que en América Latina conspiran para deponer gobiernos progresistas. En el Medio Oriente, específicamente en Siria, y antes en Libia, no lograron su cometido por vía del cerco económico, ni “golpes parlamentarios”, por cuanto una y otra nación venían poseyendo elevados niveles de autosustentabilidad y producción agroalimentaria.

Libia con su Revolución Verde, y Siria con una infraestructura que le permitió hasta hoy sortear la feroz destrucción de grupos terroristas financiados por poderes externos. E igualmente la oposición interna contra Bashar, como antes ocurrió con Gaddafi, carecieron de los votos en cuerpos parlamentarios para deponer con golpes legislativos a uno u otro mandatario. De allí la estrategia del patrocinio de vías bélicas abiertas, las que en el caso sirio comienzan a mostrar signos de retroceso, por cuanto lo ocurrido en la mesa de Ginebra mucho hace recordar las primeras negociaciones de París de 1968 en medio de bombardeos estadounidenses en Vietnam, para poner término a la guerra.

En el caso venezolano hay que resaltar que hasta hoy nuestro pueblo con su liderazgo bolivariano supo sortear las amenazas de agresiones armadas de los aparatos guerreristas globales de la OTAN, el Complejo Militar-Industrial de EEUU y sus bases en países vecinos. Recuérdese que el golpe de Estado del 11-A se acompañó de un portaaviones que penetró en aguas de Venezuela. Soberanías asediadas por los grandes capitales de la globalización y el neoliberalismo. En el caso venezolano la defensa ha de ser a lo interno y en el exterior, y de cada día.

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