Por Gino González|La táctica de la infiltración (Opinión)

Eso que llaman política tiene entre sus herramientas el espionaje y contraespionaje; es decir, infiltrar las filas del contendor para conocer sus pasos o destruirlo desde adentro.

En los tiempos de la colonia, la iglesia jugo un papel importante en eso. A través de dogmas propugnadores del miedo, se impuso la confesión de los pecados por lo que los mayores espías y, por tanto hipócritas, han sido los curas. Fue la iglesia por ejemplo, la que delató la conspiración de Gual y España y alertó a Vicente Emparan la madrugada del 19 de abril de 1810, solo que éste también tenía su propia conspiración y por eso “se hizo el loco”.

En infiltraciones fueron especialistas los masones, al punto de llegar hasta las barbas del absolutismo de la época. Simón Bolívar se hace masón jovencito. Ya Francisco de Miranda lo era. Muchos textos hablan sobre el asunto.

Luego de la derrota de la lucha armada de los años 60, en la que la infiltración y la delación tuvo mucho que ver con ella y si no que lo diga Bandera Roja, sectores revolucionarios se plantearon infiltrar a las Fuerzas Armadas. Uno de entre quienes sostenían esa idea fue Alfredo Maneiro. Esa tarea, como sabemos, la lideró y llevó acabo eficazmente el comandante Hugo Chávez.

No tengo la menor duda de que la Revolución Bolivariana está infiltrada.

Esa infiltración que hemos llamado “quinta columna” se manifiesta de dos maneras. Una que tiene como objetivo consciente e intencional sabotear el proceso. Otra que entorpece el camino porque no se sabe actuar diferente a como se ha aprendido de la vieja política. Esa es la otra cara de la conspiración interna. Las taras culturales que arrastramos infiltradas en nuestra psicología.

Si este fue un país gobernado por ladrones, no ha de ser extraño que se desaten mafias por todas partes.

En la actualidad hay Infiltrados de oposición no tan disimulados y siguen más ocultos aquellos que manejan muy bien el lenguaje chavista en pro de sus negocios particulares.

Pero, la quinta columna más terrible que tenemos es el capitalismo infiltrado hasta los huesos.

Si de paso, nada hacemos, calcula tú.

ginoesnu@hotmail.com