Teatristas y Estado en cogestión

ESCENARIO

Por: Oscar Acosta

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¿Es posible autogestionar el teatro de tal modo que pueda existir exclusivamente por las contribuciones del público? Salvo casos muy específicos, eso no es posible en la actualidad venezolana. Las artes escénicas no han logrado aún, pese a inversiones cuantiosas que se han hecho, un status que les permita autogestionarse. Sea por la enorme dependencia que existe del Estado o por la falta de visión y comodidad de no buscar nuevos caminos para estimular y aumentar la circulación cultural, muy poco y con escaso éxito se han intentado fórmulas que permitan un teatro de calidad que dependa principalmente de la taquilla. Habrá quien se pregunte si lo expuesto anteriormente será posible algún día. Creo que sí, pero implica un cambio enorme en las maneras y quehaceres escénicos, así como una nueva visión de la gestión estatal con mayor continuidad para alcanzar los objetivos a largo plazo y menor preocupación por las coyunturas inmediatas.

Una iniciativa a implementar es la cogestión de las numerosas salas de espectáculos en manos del Estado. Me refiero a un manejo concertado de estas, contando con el financiamiento público para su mantenimiento y el ingenio de los artistas en la programación, en búsqueda de ganar un público más numeroso. Habría que desterrar esa costumbre de repartir el teatro a un costo irrisorio o incluso ninguno, reservando su gratuidad para momentos o públicos muy particulares. Por supuesto, también hay que trabajar duro para transformar el lugar común según la cual la dedicación al teatro es solo un pasatiempo y no también una profesión de la cual deberíamos vivir dignamente, tal como suponemos de una docente o un médico. En la escena, como en la gerencia cultural, inventamos o erramos.

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Caracas