Por Ramón Alirio Contreras G.|El tiempo en las bastillas (Opinión)

El título de este artículo de hoy corresponde a una canción del cantautor chileno Fernando Ubiergo. Es una canción sobre el olvido, el olvido que la dictadura de Augusto Pinochet impuso por la fuerza sobre la experiencia chilena al socialismo. La dictadura tenía que imponer el olvido sobre la sociedad para poder implantar el modelo neoliberal.

La construcción de una estructura dominante se sustenta desde la borradura de la memoria, del olvido de aquello que construía la unidad revolucionaria, el espíritu de comunidad del pueblo. Es exactamente lo mismo que hizo el nuevo Presidente de la Asamblea Nacional de Venezuela al asumir su cargo. Ordenó el retiro de las imágenes de las dos figuras que sustentan a la Revolución venezolana: el libertador Simón Bolívar y el comandante Hugo Chávez.

Cuando el imperio invade a un país, rápidamente se saquean sus museos. La anulación de los elementos simbólicos de la sociedad es el primer acto para imponer la voluntad absoluta de quien detenta el poder.

En el caso chileno esto operó de dos maneras: la primera, hacer del presidente Salvador Allende un innombrable; la segunda, que solo se pronunciara para recordar que el país se “había sumido en un caos, donde reinaba el desabastecimiento, la inflación, es decir, la “embarrá”, como dicen en Chile. Se buscó convencer a la colectividad, especialmente a las nuevas generaciones, que era una época que no valía la pena recordar.

La situación que hoy vivimos en Venezuela es realmente muy compleja, que derivó en los resultados electorales del 6 de diciembre y tiene al Gobierno buscando vías para dar un respiro a la gente. El objetivo es que en Venezuela pase lo mismo que en Chile, que la desesperación por la crisis económica haga que la gente quiera “desaparecer” todo lo que simboliza a la Revolución.

Si bien hay un cansancio en la gente, también tenemos un pueblo que sabe el compromiso con la historia. Un pueblo que pese a las adversidades, se mantuvo al lado de la Revolución, eso es un capital que el Gobierno Bolivariano no debe despreciar; a esos millones hay que transmitirle claridad, confianza y un mensaje de fe que permita a la gente saber que cuenta con un liderazgo coherente y consecuente con los ideales que inspiran a la Revolución.

Pero, es impostergable que entendamos la importancia de lo simbólico, tanto como lo de real. Así somos como individuos y, en consecuencia, como sociedad.

@racontrerasg