Por Alfredo Carquez S.|Toma tu tolerancia (Opinión)

Llega Timoteo Zambrano y dice algo que seguramente también piensan otros dirigentes de la oposición con menos valor o mas prudencia, supongo. El veterano dirigente y parlamentario de Acción Democrática opina como venezolano en contra de las decisiones de los gobiernos “neoneoliberales” de Argentina, Paraguay y Brasil y del escurridizo e indeterminado Gobierno de Uruguay, mediante las cuales buscan impedir que la República Bolivariana de Venezuela ejerza la Presidencia ProTémpore del Mercosur, tal y como le corresponde legítimamente.

Insisto, Zambrano es adeco. ¿Alguien podría dudarlo? Parece que en la MUD sí, porque luego se ejercer su derecho a fijar posición sobre lo que le vino en gana libremente, sus compañeros de la mutación de la Coordinadora Democrática le han dado hasta con el tobo por las redes sociales. Casi y lo acusan de ser hijo del comandante Hugo Chávez. Y quién sabe cómo lo habrán llamado en alguna de las muchas reuniones que a partir del pasado viernes se habrán llevado a cabo para analizar la jornada del 16-S, por parte de las cúpulas de los diferentes partidos que componen ese rompecabezas pegado con saliva de loro.

Y si así tratan a uno de los suyos por decir lo que piensa, ¿qué clase de trato podría esperar el pueblo chavista si alguno de estos grupos llegara a componer Gobierno?

Claro, si usted los ve por televisión, por ejemplo, en ese canal en los que siempre invitan a los gerentes de una gran empresa de alimentos o a los familiares de un lobo con piel de oveja, todos y cada uno de los dirigentes de los partidos mas publicitados de la oposición afirman con voz edulcorada: que el revocatorio es la salida a todos nuestros males, que no habrá vendetta, que los venezolanos no éramos así de malucos y que volveremos a ser chéveres; que todos seremos perdonados, que no habrá despidos, ni represión; que no se tocará ni con el pétalo de una rosa blanca, o amarilla, ninguna de las conquistas sociales y políticas logradas en los últimos 18 años…

Como diría mi tío con el mismo nombre ¡Sí, Luis!

alfredo.carquez@gmail.com

¡Ah bueno! Ese es y ha sido el eterno juego de la mentira que juega la derecha en el mundo, no sólo en Venezuela, las clases populares son eso para ellos, un nombre, no hay personas, los pobres también son inexistentes y ante sus ambiciones la mentira y el descaro es la «matrix» que dibuja en la mente de otros una realidad inexistente, más allá de la promesa, del deseo de hacer el bien con una cara de «Mickey-RATA» es «sólo eso», una procaz falacia; miremos Argentina, se comió la «procaz falacia» y soñando el sueño de «volver a ser clase media-semi-burgueses» ahí están, comiendo… «…de aquello» …y pegando lecos como pendejos en plaza de mayo, defendiendo a Hebe y pidiendo que saquen a «su salvador»… ¡NO ME JODAN!