Trabajadores de la filial francesa de la Goodyear bloquearon este lunes el acceso a una fábrica de neumáticos en el norteño departamento de Amiens que será cerrada y dejará en el desempleo a más de mil 200 asalariados.
Cientos de obreros de la planta levantaron barricadas frente a las puertas principales en protesta por la falta de apoyo gubernamental para evitar la clausura del sitio.
La firma norteamericana anunció hace cinco años su intención de poner fin a sus operaciones en Francia y desde entonces la Confederación General del Trabajo (CGT) ha tratado de impedir la consumación de este proyecto.
Finalmente la planta fue puesta bajo administración judicial en espera de un eventual comprador, pero hace seis días el gobierno anunció que ninguna oferta cumplía los requisitos requeridos y por lo tanto la fábrica será cerrada.
La CGT propuso en abril la creación de una cooperativa con todos los trabajadores para mantener activa la instalación y preservar sus empleos, pero la dirección de la Goodyear se opuso a esta iniciativa.
Este lunes un tribunal debe determinar cuáles serán las condiciones para proceder al despido de los asalariados, un paso previo a la liquidación de los bienes de la empresa y la clausura definitiva de la planta, que producía neumáticos de uso agrícola.
Un caso similar ocurrió recientemente cuando la corporación ArcelorMittal decidió apagar los altos hornos de la siderúrgica de Florange, en la región de Lorraine, donde se extinguió la tradicional producción de acero en esa zona de Francia.
El país galo atraviesa un grave período de desindustrialización desde hace varios años, una situación que se aceleró tras la crisis global de la economía iniciada en 2008.
Una investigación hecha por la firma Trendeo reveló que entre 2009 y 2011 cerraron definitivamente en el país 879 centros de diverso tamaño e importancia.
La CGT le entregó recientemente al gobierno un informe donde advierte que por lo menos medio centenar de empresas prevén poner fin a sus actividades en un corto plazo.
Según el Instituto Nacional de Estadísticas y Estudios Económicos, el peso de la actividad industrial en el Producto Interno Bruto galo descendió del 20 al 10 por ciento.