Cientos de miles de trabajadores griegos secundaron este martes la primera de las dos jornadas de huelga general convocadas por los principales organizaciones sindicales del país contra el nuevo paquete de medidas de austeridad propuesto por el gobierno.
«La huelga de hoy martes y de mañana miércoles es un mensaje al gobierno: estas medidas no deben aprobarse», dijo Nikos Kiutsukis, secretario general de la Confederación General de Trabajadores Griegos (GSEE), mayoritaria en el sector privado.
Los datos sobre el seguimiento de la huelga aportados por GSEE mostraron un seguimiento prácticamente total en el transporte terrestre y marítimo, y una importante incidencia en el tráfico aéreo debido al paro parcial de los controladores.
La protesta fue total en las refinerías y los puertos, y fue secundado mayoritariamente en los sectores de la construcción, la hostelería y el comercio.
En los organismos y empresas públicas la convocatoria fue respaldada por entre el 57 y el 85 por ciento de los funcionarios, según los datos de los sindicatos convocantes.
Especial importancia tuvo la protesta en la compañía pública de energía (DEI), en la cual los trabajadores consiguieron paralizar cinco plantas de producción eléctrica, lo que supuso una caída cercana al 14 por ciento del suministro a la red nacional.
Los sindicatos convocaron manifestaciones de protesta en las principales ciudades del país y las que participaron decenas de miles de trabajadores.
En Atenas unas 45 mil personas, según fuentes policiales, marcharon sin incidentes por el centro de la ciudad para finalizar frente al Parlamento entre constantes eslóganes contra las políticas de austeridad, el gobierno y los prestamistas internacionales.
En Tesalónica cerca de 20 mil manifestantes recorrieron las calles principales demandando igualmente el fin de los recortes.
La huelga general continuará mañana en una jornada que se prevé tensa.
Esta es la tercera convocatoria de paro total llevada a cabo en apenas seis semanas en Grecia, y como en las anteriores está siendo seguida por la amplia mayoría de los trabajadores que de ese modo muestran su absoluto rechazo a las políticas de austeridad exigidas por Bruselas.