El pasado 22 de octubre el Gobierno costarricense reforzó la vigilancia en la frontera con Nicaragua, marcada por el Río San Juan y emitió una nota de protesta en la que acusaba a su vecina de realizar incursiones militares en su territorio. Según el comunicado, los nicaragüenses también habrían arrojado hacia el lado costarricense del curso de agua los sedimentos extraídos durante labores de dragado.
El presidente Daniel Ortega rechazó ambos señalamientos y exhortó a su homóloga Laura Chinchilla abordar los posibles reclamos por la vía del diálogo, y aclaró que las labores de limpieza en el Río San Juan se hacen en territorio nicaragüense. Asimismo, reconoció que su gobierno acomete acciones armadas contra el narcotráfico internacional, pero enfatizó que éstas nunca traspasan la frontera.
“Nos tomamos todo el tiempo para analizar con detenimiento el reclamo que hizo Costa Rica”, declaró Ortega el pasado 30 de octubre al canal grannacional Telesur, y manifestó su voluntad de “formar una comisión” para resolver el conflicto, que ha sido motivo de numerosas disputas diplomáticas y jurídicas.
A pesar del talante conciliador de esta declaraciones, el Gobierno nicaragüense denunció “reiteradas violaciones de tropas de las Fuerzas Armadas costarricenses” a su territorio.
HISTORIA DEL RÍO
El filósofo nicaragüense Manuel Moncada sostiene que los trabajos de dragado en el Río San Juan y la presencia militar que mantiene su país en la zona responden al legítimo derecho de Nicaragua a asegurar la defensa de su territorio.
Moncada, conductor del programa “Mientras tanto y por si acaso” que transmite La Radio del Sur, explicó que este río y sus orillas fueron reconocidos como patrimonio de Nicaragua 1858, con la firma del tratado Caña-Jérez. Al mismo tiempo, “se le concedía a Costa Rica el derecho perpetuo de su navegación”. El acuerdo puso fin a un conflicto que se había extendido por dos años.
Sin embargo, las tensiones continuaron, y en 1888, se acudió a la figura del aludo arbitral, detalla Moncada. El árbitro que dirimió la discusión fue el presidente de Estados Unidos, Grover Clevland. Desde entonces, Nicaragua ha tenido el derecho de dragar el río para mantener su caudal.
“Posteriormente, se sellaron también el laudo Alexander, el 30 de septiembre de 1897, que ratificó la soberanía nicaragüense sobe el San Juan, y el laudo Alfonso, el 23 de diciembre de 1906, con igual línea”, apuntó el filósofo.
Moncada aegura que el gobierno de Nicaragua siempre ha respetado esos tratados y laudos y le permitido a Costa Rica navegar por el río “ pero ningún convenio señala que ese país tenga derecho a navegar con armas o con hombres en armas sobre las aguas del San Juan”, asevera, en alusión a una denunció hecha por el propio presidente Ortega
INTERESES IMPERIALES
A juicio del Moncada, el conflicto surgido por denuncias de supuestas incursiones nicaragüenses a territorio costarricense, “no es una cuestión casual que surge repentinamente”. El conflicto, acusa, es generado como parte de un “plan trazado por estados Unidos en el que Costa Rica participa como su aliado”.
“Este asunto es tomado dentro de los planes del imperio estadounidense contra Nicaragua y contra los países de la Alianza Bolivariana para los pueblos de Nuestra América (Alba)”, denunció.
Esta estrategia, advierte el filósofo, mantiene a su nación “encerrada entre países que son plataformas de armas de Estados Unidos”. Dicho esto, destaca que “tras el golpe de Estado de junio del año pasado -el primero de la Administración Obama- Honduras ha resuelto tomar una posición belicista contra Nicaragua y contra la región en general.
Simultáneamente, agrega, “la presidenta presidenta Chinchilla ha autorizado la presencia militar de miles de soldados estadounidenses, con aviones y helicópteros inclusive”, sentenció.
De esa manera, señala Moncada, se plantea un “claro escenario de intención de agresión contra los países de nuestro continente, donde cualquier conflicto por mínimo que sea o por infundando que parezca, puede ser una escusa de intervención”.
Ante estas amenazas, alerta, “no queda más alternativa que unirnos y consolidar la unidad latinoamericana para poder ahuyentar, eliminar y desterrar de una vez por todas las guerras entre nosotros y la incursión norteamericana”, estimó.
PRESENCIA MEDIÁTICA
Lo que hasta ahora se ha planteado como un conflicto limítrofe, atrajo la atención de los medios de comunicación de todo el mundo. Sin embargo, Moncada hace notar que no toda la información que circula sobre el tema es cierta, y que muchas veces las empresas de comunicación transnacionales tergiversan los hechos para poner en el banquillo de los acusados a la víctima.
“Los medios muestran fotografías queriendo demostrar que Nicaragua ha incurrido en territorio costarricense. Pero nada tiene que ver con la realidad. Las fotografías muestran lugares que son nicaragüenses por completo y si es verdad que Nicaragua tiene presencia militar en esa parte porque tiene el derecho legitimo de defender su frontera”, advirtió.
Desde luego, argumentó el filósofo, “los medios de comunicación de la derecha enfocan la situación del lado de Costa Rica y a Nicaragua la comienzan a colocar como el agresor justamente para justificar mediáticamente una intervención a nuestro territorio”.
El filósofo resaltó que se debe “denunciar estos atropellos contra Nicaragua por parte de los medios de derecha que pintan las cosas en concordancia con las intensiones de agresión contra los países del Alba y de manera particular, en este caso, contra Nicaragua”.
Ante esta agresión, Nicaragua decidió llevar el supuesto diferendo limítrofe ante La Corte Internacional de La Haya para dar por tierra con cualquier argumento que pueda esgrimirse ante una intervención costarricense o estadounidense.
“Desde Nicaragua estamos haciendo todo lo posible por evitar cualquier conflicto armado y como declaró el presidente Ortega vamos a evitar responder a las provocaciones que vengan desde Costa Rica”, aseguró.