El secretario estadounidense de Defensa, León Panetta, dirigió este jueves en Irak la ceremonia de repliegue de las tropas de Estados Unidos (EE.UU.) después de más de ocho años de invasión en el país del suroeste asiático.
“El sueño de un Irak independiente y soberano es ya una realidad», expresó el jefe del Pentágono en Bagdad (capital).
La bandera de las fuerzas estadounidenses en Irak fue retirada por el Ejército de dicho país y fue envuelta en camuflaje, de acuerdo con la tradición militar.
En el acto, el secretario de Defensa aseguró a los soldados que se marchan de Irak «orgullo duradero». Asimismo, dijo que el costo en sangre y dólares valió la pena porque se creo un camino a la “democracia”.
«Es un acontecimiento histórico pues hace ocho años, ocho meses y 26 días, como comandante adjunto, di la orden a los efectivos avanzados de la tercera división de que cruzaran la frontera», afirmó el general Lloyd Austin, que comanda las fuerzas norteamericanas en ese país y que acaba de ser nombrado jefe del Estado Mayor adjunto.
Esta ceremonia oficial debe marcar el fin de una guerra de casi nueve años, durante el cual occidente creyó que derrocando a presidente iraquí, Sadam Husein, ganaría automáticamente la aceptación de los iraquíes.
El proyecto, sin embargo, fracasó por los errores cometidos, en particular por el desmantelamiento del Ejército y de los servicios secretos. Además de la depuración de los miembros del partido de poder, Baas y de la destrucción de los archivos bibliográficos.
“La destrucción cultural en Irak fue y es un acto deliberado de Estados Unidos para borrar la memoria de la cultura iraquí, y debilitar la identidad del pueblo y de esa forma comenzar el proceso de transculturización en Medio Oriente”, sostuvo en 2007 el doctor en bibliotecología, Fernando Báez, durante una entrevista concedida al periodista Carlos Subosky.
Este miércoles, el presidente de EE.UU., Barack Obama, saludó «un triunfo extraordinario, que llevó nueve años «, en este sentido, subrayó que se trató de un “duro trabajo” y de sacrificios que a su juicio fueron necesarios.
Actualmente, más de cuatro mil elementos de las Fuerzas Armadas norteamericanas permanecen en Irak y deberán abandonar el territorio antes de fin de año.
Estados Unidos le declaró la guerra a Irak en marzo de 2003, cuando el ex presidente George W. Bush administraba el país.