Al menos un muerto fue el saldo este miércoles de actos violentos en el sector agrícola surafricano vinculados a una huelga por mejoras salariales, que siguió a las iniciadas en la mina de platino de Marikana el 10 de agosto último.
Los paros contra hacendados de la rama agropecuaria, propagados primero entre otras explotaciones mineras del país, afectan ya a productores del suroeste y provocan nuevos choques con la policía en dependencias de esa rama. Enfrentamientos entre huelguistas del campo y agentes del orden causaron también cinco heridos en la demarcación de Wolseley y disturbios en otras de la región de El Cabo.
Las protestas abarcan a miles de trabajadores que piden la duplicación de sus salarios a unos 16 dólares diarios en campos de frutas y viñedos como los de la zona de De Doorns, a unos 140 kilómetros al noreste de El Cabo.
Los incidentes por esos paros del sector agrícola recuerdan otros similares tras las primeras huelgas de este año en Marikana, a 100 kilómetros de Johannesburgo, que del 10 al 16 de agosto causaron 44 muertos y desde entonces se elevaron a unos 60.
Las protestas afectan a localidades productoras agrícolas como Ceres, conocida como la capital surafricana de las frutas, y la vecina Wolseley, donde la policía admitió haber utilizado granadas ensordecedoras y balas de caucho.
Los obreros agrícolas de esos territorios se quejan de que los sueldos pagados por los hacendados no les alcanzan para vivir.