El imperialismo estadounidense y sus lacayos aseguran que la guerra económica, la escasez provocada y la especulación han logrado desmoralizar a las bases del chavismo y desestabilizar al gobierno del presidente Maduro. Creen que esta estrategia les brinda «la nueva oportunidad» para derrotar a la Revolución Bolivariana por la vía de la «legalidad», y que, luego de alcanzar el control de la Asamblea Nacional, buscarán repetir la misma nefasta experiencia vivida años atrás en Honduras (2009), en Paraguay (2012), y que hoy intentan en Brasil: un golpe parlamentario consumado con la destitución del presidente Nicolás Maduro.
Sin embargo, saben que sus agentes políticos-mercenarios de la oposición venezolana no podrán hacerlo solos, ni mucho menos por las vías de la legitimidad; necesitan de su pequeña «contribución», nada legítima, para alcanzar sus propósitos. Hoy intentan responsabilizar al Gobierno de violación a los derechos humanos. pero fracasaron en Ginebra. Venezuela fue reelecta al mismo Consejo de la ONU.
El imperialismo calcula que la derrota de las fuerzas revolucionarias en Venezuela el 6D supondrá un durísimo golpe que incidirá definitivamente en el proceso de restauración neoliberal en toda la región. Es por ello que las próximas elecciones parlamentarias previstas para el 6 de diciembre de este año tendrán un carácter decisorio para el futuro de la Revolución Bolivariana y de la región.
El imperialismo buscará nuevas excusas para intervenir en Venezuela.