Una visión poética sobre los últimos años de Van Gogh llegó a las carteleras venezolanas

La compleja situación con el sistema de servicio eléctrico en el país impidió el estreno en Venezuela, previsto para el viernes 8 de marzo, de la película Van Gogh en las puertas de la eternidad, una propuesta biográfica sobre el gran pintor holandés, hoy archiconocido, a pesar de haber muerto en un injusto anonimato y una inmerecida pobreza. El filme fue dirigido por Julian Schnabel, quien además es artista plástico, y cuenta con la increíble actuación de Willem Dafoe en una de las interpretaciones más soberbias y convincentes de su carrera.

En esta obra el director intenta aprovechar su talento como artista plástico, por supuesto influenciado aquí por el inconfundible estilo de Van Gogh, para adaptarlo al lenguaje audiovisual y así componer un viaje hacia la intimidad del increíble y enigmático pintor, especialmente en los últimos dos o tres años de su atormentada y precaria vida en la que, no obstante, logró una plenitud creativa apreciada y reconocida apenas muchos años después de su muerte.

EL MEJOR MOMENTO

Con un sólido guión del veterano francés Jean-Claude Carrière, escrito con base en anotaciones dejadas por el propio pintor, Van Gogh en las puertas de la eternidad, repasa de manera conmovedora un fragmento en la vida del “pelirrojo lunático” y genial, postimpresionista, desde 1886, cuando vivió en Francia y conoció a varias figuras destacadas de las artes plásticas, entre ellos quien llegó a ser su amigo y figura influyente, Paul Gauguin, encarnado aquí por el guatemalteco Oscar Isaac.

En este período se supone que Van Gogh creó la mayoría de sus piezas emblemáticas, específicamente en las localidades galas de Arles y Auvers-sur-Oise, donde se instaló con el apoyo de su incondicional hermano Theo y por sugerencias de Gauguin, quien lo conminó a “buscar la luz” para plasmarla en sus lienzos.

ESPACIOS ORIGINALES

Fue en estos espacios originales donde se rodó la película con la intención de reproducir el ambiente original e imprimirle el realismo que se refuerza con un sinfín de planos subjetivos y secuencias con cámara en mano que consiguen traducir en códigos cinematográficos los colores y la luz interpretada por el genio holandés en sus pinturas.

Inclusive, de acuerdo al portal de diario español El Periódico, Schnabel hizo que el director de fotografía, el francés Benoît Delhomme, se vistiera con sombrero de paja, pantalones y zapatos como los del personaje principal, para lograr darle fuerza a la intimidad y la introspección que buscaba trasmitir. Hasta el mismo Dafoe se encargó de capturar directamente algunos planos con la cámara en la mano.

PINTURAS COMO PORTALES A LA ETERNIDAD

A lo largo de la película, con un ritmo bastante pausado e irregular, pero adecuado a la naturaleza e intencionalidad de la obra, se muestra el tormento interno de Van Gogh y su incapacidad para conectarse de manera convencional con su entorno social. No obstante, con una puesta en escena tan impresionista como poética, la historia refleja cómo logró encontrar especies de nodos en la naturaleza para crear esos refugios en sus pinturas, que finalmente se convirtieron en portales hacia la eternidad.

“Quizás Dios me hizo pintor para quienes no han nacido aún”, dice en la película un incomprendido Van Gogh, en un momento muy triste y convulso de su vida que, sin embargo, resultó sumamente productivo con la composición de aproximadamente una pintura al día.

CON TODO Y OREJA

Son muchas las teorías sobre las razones por las cuales Van Gogh se cortó el pabellón de su aparato auditivo izquierdo. En principio se pensó que la automutilación fue para regalar una parte de sí a “una prostituta”, que no era tal, de la que, supuestamente, se enamoró. Pero, según la versión más difundida y aceptada, el artista desprendió su oreja para usarla como una ofrenda de disculpa a Gauguin luego de una disputa.

Esta última versión por la que se decanta la película, aun cuando otras versiones del sangriento acontecimiento, el 23 de diciembre de 1888, dicen que la razón fue la noticia del compromiso matrimonial de su hermano, su único verdadero amigo y sostén económico y emocional.

Por otra parte, según declaraciones a distintos medios de comunicación realizadas por el guionista, la película contraviene la leyenda, ampliamente aceptada, según la cual Van Gogh se quitó la vida, versión que no se corresponde con el momento creativo tan efervescente del artista y sus niveles de producción (de al menos un cuadro al día).

Sumado a esto, no hay ninguna evidencia concluyente en apoyo a la tesis del suicidio. En un acto tal vez de desagravio y respeto a Van Gogh, la versión de su muerte sigue otro rumbo, igualmente desafortunado.

SIEMPRE VIGENTE

Son muchas las películas en ficción y documentales que se han hecho sobre Van Gogh. La de Schnabel, además de diferenciarse por concertarse en un período en particular, invita al espectador a experimentar con el lenguaje cinematográfico lo que ha podido haber sentido el pintor en esos últimos años de vida, tanto en los instantes de arrebato creativo como en esos momentos de temor desesperación y locura de un artista cuya obra escapa a la comprensión incluso de él mismo.

Para lograr esto, Schnabel se vale de todas las posibilidades de los códigos expresivos del séptimo arte con los que logra articular un lenguaje propio. Por ejemplo, con unos hábiles trucos de cámara el director consigue una visión lacrimosa que ayuda al espectador a sumergirse en la interioridad desesperada y atormentada del artista.

T/ Luis Jesús González Cova
F/ Archivo CO
Caracas