Por Aníbal Castillo Pantaleón|Unidad e identidad cultural en Oriente Medio (Opinión)

En las luchas históricas que tantas civilizaciones libraron en contra de los imperios, siempre hubo un objetivo estratégico que, a la larga, resultaba más importante que las guarniciones y puestos militares. Guerras tan desiguales como las de India y el Imperio Británico demuestran que no siempre las armas son el elemento determinante para la victoria o la derrota. Este objetivo primordial, duramente atacado en toda guerra de colonización, es la identidad cultural.

La invasión a Irak por parte de Estados Unidos en 2002 nos brinda un ejemplo muy reciente de esta realidad. El ejército invasor no dudó ni un momento en incluir entre sus objetivos de guerra todos aquellos lugares que formaban parte del milenario patrimonio cultural del pueblo iraquí, a saber, la Biblioteca Nacional de Irak, el Museo Nacional de Iraq, la Casa de la Ciencia (Beit al Hikma), la Biblioteca de Fondos Religiosos, la Universidad al Mustansiría, y la Universidad de Bagdad, bajos cuyos escombros se perdieron manuscritos y documentos históricos de valor inestimable, además de lugares de gran valor arqueológico como las ruinas de la Civilización Babilónica.

En el caso de los pueblos musulmanes la situación es más triste, pues los imperios han utilizado las divergencias existentes dentro de la religión como el burdo pretexto para promover la división, de manera que pueblos hermanos, unidos por vínculos históricos y de fe son utilizados hoy en día como esbirros en contra de todo movimiento que promueva la unidad y la independencia, buscando sumir en interminables guerras fratricidas a toda la región que abraza el Islam.

De allí, la expresión del líder de la Revolución Iraní, el Imam Jomeini: “Nosotros, los musulmanes, tenemos una rica cultura. Debemos despertar y darnos cuenta de la cultura que poseemos. La mayor dependencia que las naciones oprimidas tienen de las superpotencias es la dependencia intelectual e interior, de la cual se originan las otras dependencias. Para lograr la independencia intelectual, no olvidemos vuestros méritos culturales».

Esta semana, en la que los musulmanes celebran el nacimiento del profeta del Islam, Muhammad, la Revolución Iraní la decretó la Semana de Unidad en el Islam, llamando a la hermandad de los pueblos musulmanes, que debieran hallar en su fe, y en el ejemplo del profeta Muhammad, la mejor de las razones para buscar la independencia, la hermandad, y sobre todo la identidad cultural que los despierte del letargo, y así puedan reconocer que el enemigo no son los pueblos hermanos con los que discrepa en asuntos teológicos, sino los imperios que con toda alevosía han divido, saqueado y corrompido la sociedad y su religión.

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