A 300 se elevó este lunes la cifra de elefantes muertos por envenenamiento en el Parque Nacional de Hwange, el más grande de Zimbabwe, donde viven la mitad de los más de 80 mil paquidermos que habitan en este país africano.
Las autoridades cifran en cerca de 100 los animales fallecidos, pero cazadores legales contaron unos 300 durante sus vuelos sobre el dantesco parque.
Según el periódico Chronicle, tramperos ilegales causaron la matanza al envenenar el agua con dosis letales de cianuro, tragedia que también afectó a otros mamíferos carnívoros que se alimentaron de los cadáveres contaminados.
El tóxico fue colocado en depósitos de agua, ubicados en el sureste del prado, donde acuden los animales a beber durante la estación seca. Generalmente los elefantes mueren al instante y el veneno en sus cuerpos termina matando a otros animales como hienas, leones y buitres.
Sin mencionar cifras, el diario revela que algunos aldeanos fueron detenidos en relación con el uso de cianuro y alerta que el peligro también acecha a los humanos porque las constantes inundaciones pueden barrer con los depósitos envenenados y llegar a los pozos de agua potable.
Chronicle informa sobre la detención de un aldeano llamado Akim Masuku, de 26 años de edad y miembro de un grupo de caza furtiva que posiblemente mató a 106 elefantes por intoxicación con cianuro en el Parque Nacional.
Al reconocer su culpabilidad y poseer 13 colmillos de marfil, Masuku fue condenado a 14 años de cárcel.
La fuente indicó además que la Policía de Sudáfrica se unió a sus colegas de Zimbabwe en la lucha contra la caza furtiva y desbarató una pandilla de contrabando de marfil cuando interceptaron en la frontera común un autobús que transportaba cuatro colmillos de elefante.
«Nuestros oficiales realizaron una búsqueda y descubrieron cuatro colmillos de elefante ocultos en un compartimiento secreto», dijo el portavoz de la policía de la provincia de Limpopo, brigadier Hangwani Mulaudzi. Por ese delito fueron detenidos los dos conductores.