Bailes tradicionales y coreografías contemporáneas brillaron en el escenario|Venezolanas celebraron con danza su día en el TTC

La danza tradicional y contemporánea tomó ayer las tablas de la Sala Ríos Reyna del Teatro Teresa Carreño (TTC) para ofrecer un espectáculo cargado de creatividad y emotividad a propósito de la celebración del Día de la Madre.

Las compañías tradicional y contemporánea del Centro Nacional de Danza (CND), la Unearte Danza y el Ballet del TTC fueron las encargadas de dar vida a este espectáculo en el que las expresiones más diversas se pusieron de manifiesto.

Alice Dotta, presidenta del CND, explicó que la actividad también formó parte de la conmemoración del mes de la danza que se inició el pasado 29 de abril, cuando celebra a escala mundial lo hermoso de esta disciplina.

Dotta señaló que el motivo de este encuentro, en el que se reunieron todas las instituciones que conforman la plataforma de la artes escénicas y musicales del Ministerio del Poder Popular para la Cultura, no solo fue celebrar el Día de las Madres y el mes de la danza, sino también conmemorar las tres décadas del Teatro Teresa Carreño, el quinto aniversario del nacimiento de la Universidad Nacional Experimental de las Artes (Unearte) y los siete años del Centro Nacional de Danza.

“Toda esta gala ha sido un esfuerzo muy grande gracias al trabajo mancomunado de la Fundación Teresa Carreño, el centro y la Unearte”, destacó Dotta, quien subrayó que es necesario continuar uniendo esfuerzos para ofrecer espectáculos de esta talla a las ciudadanas y los ciudadanos.

Recalcó que el encuentro -por primera vez- de estos cuerpos de baile tenía una gran connotación porque “el arte habla de la creación, y mostrarla al pueblo venezolano es motivo de orgullo”.

“Decidimos dedicar esta presentación a todas las madres de nuestro país, y sobre todo a aquellas que han hecho posible que tengamos estos talentos en escena. Ellas son madres, coreógrafas, creadoras y docentes que han permitido que estas muchachas y estos muchachos puedan mostrar lo mejor de su trabajo, cada uno dentro de su experiencia”, comentó.

DIVERSIDAD

Con una Gaita de Tambora original del estado Zulia, a cargo del cuerpo tradicional de CND, se dio inicio a la gala en la Ríos Reyna. Este baile tradicional con raíces en la afrovenezolanidad proviene de los pueblos de la Costa del Sur del Lago de Maracaibo. Seguidamente, el Joropo Sabanero, el baile por excelencia de nuestro país, apareció en escena y fue uno de los actos más aplaudidos del día.

“Como es el deber ser quisimos comenzar con nuestras tradiciones venezolanas, la base de nuestra memoria y de nuestro legado”, resaltó Dotta.

Posteriormente, la Compañía Universitaria de las Artes interpretó la pieza Reflejos, de Rafael González. Este acto se concibió como una propuesta abstracta de movimiento, alejada de historias y narraciones e interesada en propiciar una experiencia sensorial en la espectadora y el espectador. Según comunicado de prensa del CND, la obra está inspirada en la poesía de Jorge Luis Borges.

Dotta sostuvo que la labor de esta compañía tiene poco tiempo de iniciado, además recalcó que su existencia “es indispensable para la formación de los futuros bailarines. De hecho, la compañía se nutre de todo ese proceso de la formación profesional de estos bailarines que después van ingresando, los que desean y tienen el talento, a otras compañías expertas de todo el país”.

La Compañía Nacional de Danza Contemporánea del CND apreció en escena con el montaje Linear Remains, de Rafael Bonachela. Luego del intermedio este cuerpo de baile interpretó un fragmento de El Cambote, proyecto del coreógrafo Félix Oropeza.

Oropeza refiere que la obra trata sobre la socialización humana y la necesidad del ser humano de vivir organizado en comunidad. Está centrada en las tradiciones literarias, musicales y danzarías de América Latina.

Finalmente el Ballet Teresa Carreño hizo acto de presencia en las tablas de la sala con la pieza La Luna y los hijos que tenía, del maestro Vicente Nebrada. De acuerdo con Dotta, la pieza está caracterizada por su reconocible arraigo a Venezuela y además demuestra la versatilidad de las bailarinas y los bailarines del ballet al desafiarlos al ritmo de tambores, pasajes y joropos.

En esta presentación final todas las compañías se unieron en una gran coda, que en el ámbito de la danza es el final de un trabajo coreográfico en el que se conjugan todos los elementos.

“Esto fue un espectáculo diverso y rico en el que pudimos mostrar justamente lo mejor nuestra venezolanidad, lo plural que somos en cada uno de nuestras formas de expresarnos porque partimos de lo más puro de nuestras raíces y atravesamos el transitar por la contemporaneidad, terminando con un clásico” , sentenció la presidenta del CND.

Texto/Patricia Pineda
Foto/Manaure Quintero