“Cada quien puede expresar su fe”, asegura Pedro Pablo Aguilar, de la CEV|En Venezuela conviven en paz todas las religiones del planeta

Si alguien quiere el retrato de la convivencia amable entre las religiones, solo tiene que acercarse a Quebrada Honda, en Caracas. Una mezquita convive con un templo maronita, y a unas dos cuadras se encuentra una sinagoga. Mientras en Francia -por citar el caso más reciente- presuntos comandos islamistas radicales asesinaron hace más de una semana a 12 personas por considerar insoportable que el semanario satírico Charlie Hebdo se burlara del profeta Mahoma, en Venezuela personas de todas las religiones se dan la mano.

El padre Pedro Pablo Aguilar, director del Departamento de Medios de Comunicación Social de la Conferencia Episcopal Venezolana (CEV), señala -en conversación telefónica con el Correo del Orinoco– que en el país hay respeto “entre las diversas formas de expresar nuestra creencia en Dios”. Recuerda que en la propia Constitución Nacional está garantizada esa libertad religiosa y recalca que, en consecuencia, “cada quien puede expresar su fe de alguna manera específica”.

A su juicio, “nosotros vivimos una tolerancia religiosa fruto del respeto hacia la otra persona. Hemos aprendido a convivir”.

Esto ha sido posible, estima, porque “ha habido muchos acercamientos entre las religiones y se mantienen relaciones de fraternidad”. Aguilar sentencia que se busca “el bien común del ser humano; por eso hay reuniones y encuentros entre las diversas religiones, el ecumenismo, y eso permite estar en contacto con la realidad del otro, con sus maneras de expresar su fe en Dios, siempre y cuando todos estemos en sintonía con el bien, la fraternidad y la paz”.

EXENTOS DEL EXTREMISMO

En Venezuela no se han registrado manifestaciones de extremismo religioso. “La cultura nos ha ayudado muchísimo. Hemos sido un continente en el que siempre ha habido diferentes formas de pensamiento”, describe el vocero de la CEV. “Hemos aprendido a respetar los espacios, a convivir con el otro como persona y no por lo que representa; por encima de intereses se coloca a la persona, y eso nos ha ayudado a evitar los extremismos”.

Aguilar, sin temor a equivocarse, piensa que en Venezuela “es ejemplar la convivencia entre religiones”. Muestra de ello, relata, es que la Iglesia católica y otras religiones cristianas e iglesias históricas celebran en enero la semana de la unidad por los cristianos, “y esos encuentros nos permiten acercarnos los unos a los otros”. Solo cita, como un evento muy particular que sería la excepción de la regla, el ataque contra la sinagoga de Maripérez, “que es un hecho que no podemos olvidar y que ocurrió, más que por razones de fe, por otras razones”.

Recuerda que el papa Juan Pablo II, ya fallecido, se reunió en Asís (Italia) con líderes religiosos, lo que fue interpretado como “un signo de que todos podemos lograr la paz aceptando las diferencias, lo que el otro pueda pensar”. La tolerancia, asevera el sacerdote, implica “respetar y aceptar la existencia de otras formas de pensar”.

De acuerdo con la evaluación de Aguilar, en Venezuela no hay un prurito contra el islam: “Recientemente participé en un evento de diálogo interreligioso y compartimos creencias de fe. También he visitado la mezquita, he compartido la fiesta de la paz judía”. En el país “conocemos y compartimos la cultura, y eso nos enriquece”. Hay sacerdotes, refiere, que están haciendo cursos de lengua árabe.

Para mantener el clima de tolerancia religiosa “es importante la democracia”, agrega, que “nos ayuda a vivir en un espacio de libertad porque culturalmente nos ayuda a sentir que se puede aportar lo que hay, lo que se tiene”.

De nuevo, hace alusión al papa, pero a Francisco: “Insiste mucho en la cultura del encuentro; esa es la clave para tener relaciones, para conversar con otras religiones, y ese encuentro nos hace ver qué tenemos en común para sacar adelante cada país, cada nación, y el desarrollo en función del bien de la humanidad”.

TOLERANCIA EN FRANCIA

El analista mexicano Saúl Sánchez López, de la Escuela Doctoral de Ciencias Humanas y Sociales de la Universidad de París Descartes, asegura que la tolerancia religiosa es posible “siempre y cuando tenga como base el respeto a las ideas del otro, y también siempre y cuando uno esté dispuesto a salir de lo que en ciencias sociales llamamos etnocentrismo”. Es “atrevernos a salir del mundo en el que hemos sido socializados, de ver las cosas desde un cierto punto de vista que pensamos que es la única forma de ver las cosas”.

Para que haya tolerancia religiosa se debe “respetar el hecho de que el otro fue socializado con otra cosmovisión, y tiene valores distintos de los de uno mismo que no son superiores ni inferiores, sino diferentes”, añade Sánchez López, en conversación telefónica con el Correo del Orinoco.

En su análisis sale a relucir el caso del semanario Charlie Hebdo. El analista indica que en Francia “los medios de comunicación, el Gobierno y la población han hecho mucho énfasis en que defienden la libertad de expresión” y usan por igual el eslogan Je suis Charlie para “reivindicar lo que el periódico Charlie Hebdo ha publicado”.

Pero, considera Sánchez López,“los franceses no están haciendo una crítica de ellos mismos, sino que están condenando los ataques terroristas sin incluir una crítica de sí mismos y de cómo el periódico no respetó las creencias de algunos musulmanes o de ciertas formas del Islam”.

En su criterio no dicen que el periódico “no respetó, y eso es importante decirlo, porque para la tolerancia hay que condenar cuando el otro es intolerante y cuando uno está siendo intolerante con las creencias del otro”. Según su visión, el semanario “es intolerante y es responsable, al menos parcialmente, de la intolerancia que sufrieron”.

-¿Cómo se construye la tolerancia? ¿A partir de qué momento de la vida?

-La tolerancia es algo que se construye en reciprocidad, que tienes que dar. La declaraciones del papa Francisco son muy acertadas, porque decía eso, No se trata de justificar la violencia, pero hablamos de una provocación y de una respuesta excesiva a esa provocación. Las dos cosas están mal; provocar y reaccionar con extrema violencia a la provocación del otro. Las dos cosa son condenables, pero en Francia solo se ha visto el lado de los franceses.

¿Doble rasero?

Sánchez López puntualiza que el Gobierno francés “libera recursos para Charlie Hebdo” pero no hace una crítica “acerca de si es válido burlarse de las creencias de los demás”.

Hace alusión al caso del humorista galo Dieudonné, quien es juzgado por presunta apología del terrorismo: “Ahí te das cuenta de que la tolerancia que se pide en Francia tiene un sesgo ideológico, porque él no tiene libertad de expresión”. A Dieudonné lo han sometido al juicio legal y político porque -tal como lo registra AFP- afirmó “me siento Charlie Coulibaly”, un juego de palabras en alusión al semanario Charlie Hebdo y a Amedy Coulibaly, un extremista que mató a una mujer policía y a cuatro judíos.

Las acciones contra el humorista “envían un mensaje de doble moral, porque no se entiende por qué se reivindica a Charlie Hebdo y se castiga a Dieudonné; por qué está bien burlarse del profeta Mahoma y está mal criticar a Israel”.

Suma a sus críticas la nueva portada de Charlie Hebdo, en la que el profeta Mahoma llora. “Parece inofensiva, pero no respeta el mundo del otro, ya que toma la figura de Mahoma y la impregna de valores franceses. Es como si Mahoma defendiera los valores de Charlie Hebdo”. Aun cuando “la intención sea buena”, dictamina, la realidad es que “le están faltando el respeto a los valores del Islam”. No deja de preguntarse cómo el no respetar la fe del otro “va a ayudar a construir un mundo mejor”. Con esta portada, advierte, “se puede esperar una nueva cadena de violencia”.

TOLERANTES O INTOLERANTES

No es ajustado a la verdad pensar que el islam es una religión más intolerante, afirma Sánchez López. “El islam no tiene una sola forma de practicarse, al igual que cualquier religión. Si bien es cierto que existe el catolicismo de la Iglesia, hay una cantidad infinita de maneras de practicar el catolicismo y de asumirse como católico. Y en el Islam no es diferente”, resume.

Contra todos los prejuicios, recalca que es posible encontrar “musulmanes fundamentalistas, musulmanes que ni siquiera practican, musulmanes que son bastante liberales y progresistas”. Nadie pero nadie, insiste, “puede decir que tiene la verdad absoluta, porque el hecho de que haya tantas variedades de practicar el islam y de ser musulmán indica que no hay una verdad absoluta, igual que pasa con el catolicismo, con el protestantismo”.

Además, rememora, el catolicismo, en algunas épocas, ha sido “igual o peor de intolerante que las manifestaciones modernas que hemos visto del islam. Pensemos en la Inquisición”. Lo que pasa, según su visión, es que el mundo católico “se ha secularizado; la gente cree menos, es más liberal, practica menos y ha adquirido valores propios de la modernidad, como la liberación sexual, la democracia, el pensamiento ilustrado”. Pero “en el mundo árabe es diferente”, observa, “porque ellos han tenido una resistencia cultural más grande y su religión se encuentra en estado de secularización mucho menor”.

De acuerdo con la visión de Sánchez López no estaríamos ante una suerte de “cataclismo de religiones”, pero siempre hay que conjurar el riesgo. “Cuando los líderes de países occidentales se concentraron en una marcha en París, eso me hizo pensar en un macroetnocentrismo, con la idea de que ‘nosotros, los países occidentales, estamos unidos en un bloque y tenemos derecho a decir lo que creamos sobre el islam’. Hay musulmanes que lo sintieron así”.

Piensa que, con fundadas razones, los musulmanes temen y los demás también. “Hay miedo en ambas partes. Lo que habría que hacer es calmar las aguas de los dos lados”, propone. Para ello, sería perentoria la autocrítica y el respeto.

-¿Es posible el diálogo entre religiones?

-Es posible, aunque es difícil. Uno tiene que poner entre paréntesis su propia culturam, religión y valores y atreverse a acercarse a los del otro. El diálogo es posible siempre y cuando haya algo de humildad y la motivación de renunciar a la verdad absoluta y construir algo con el otro. Las dos partes deben poner de su parte. Hay que tener esperanzas de que es posible entablar el diálogo.

SIN VERDADES ABSOLUTAS

El maestro Saúl Sánchez López, de la Escuela Doctoral de Ciencias Humanas y Sociales de la Universidad de París Descartes, subraya que la idea del respeto es un valor fundamental.

“Hay un aprendizaje filosófico que debe venir del relativismo. En la medida en que la sociedad sea más relativista habrá un incremento de la tolerancia”, confirma. El relativismo “implica reconocer que no hay una verdad absoluta, que todo depende del punto de vista de uno. El no creer que tengo la verdad es lo que me permite aceptar que el otro piensa diferente”.

En cambio, advierte, “si creo que tengo la verdad absoluta pienso que el otro vive en el error”. Por ello, sostiene, “al aceptar la posibilidad de que yo puedo estar mal y el otro bien me abro al otro, al diálogo con el otro”.

T/ Vanessa Davies
F/ Ángel Dejesús, Archivo CO y cortesía Saúl Sánchez López