Por Marcelo Barros|Vivir en Dios, como sin Dios (Opinión)

Quién pasa por las puertas de la Catedral anglicana de Londres podrá ver en medio de estatuas de mártires del siglo XXI, la figura de un pastor luterano: Dietrich Bonhoeffer. El fue asesinado por los nazistas en un campo de concentración en 1945, poco antes del final de la guerra.

Esta semana, el 9 de abril, se cumplieron 70 años del martirio del pastor Bonhoeffer. Sin embargo, en todo el mundo, su mensaje profético sigue actual. Por sus escritos y su modo de vivir, el nos enseñó una espiritualidad que une fe y política. Para él, la fe cristiana exige inserción en la realidad social. Por eso, propuso que las Iglesias reaccionaran al nazismo y a todo régimen político que niegue la dignidad y la libertad de las hijas y los hijos de Dios.

Aunque fuera un hombre de oración cotidiana, afirmaba: “Es un insulto a Dios cantar sus alabanzas y hacer cultos, como si nada ocurriera, cuando las bombas caen sobre ciudades y muchas personas mueren en campos de concentración”. “Para quien es cristiano, no basta evitar el mal, o de huir de él. Es necesario luchar contra él”. “Ninguna guerra es justa”.

En la Alemania de su tiempo, las Iglesias se dividieron. La mayoría aceptó poner al lado del altar la bandera con la suástica (esvástica) nazista. Muchas comunidades despidieron pastores de sangre judía y algunas llegaron a colaborar con el sistema. Al contrario, Bonhoeffer creó el grupo de las “Iglesias de la resistencia” que ocultaban fugitivos y colaboraban con grupos de lucha contra el nazismo. El mismo Bonhoeffer participó de un complot en contra de Hitler y por eso acabó preso. Asumió su responsabilidad y po

Quién pasa por las puertas de la Catedral anglicana de Londres podrá ver en medio de estatuas de mártires del siglo XXI, la figura de un pastor luterano: Dietrich Bonhoeffer. El fue asesinado por los nazistas en un campo de concentración en 1945, poco antes del final de la guerra.

Esta semana, el 9 de abril, se cumplieron 70 años del martirio del pastor Bonhoeffer. Sin embargo, en todo el mundo, su mensaje profético sigue actual. Por sus escritos y su modo de vivir, el nos enseñó una espiritualidad que une fe y política. Para él, la fe cristiana exige inserción en la realidad social. Por eso, propuso que las Iglesias reaccionaran al nazismo y a todo régimen político que niegue la dignidad y la libertad de las hijas y los hijos de Dios.

Aunque fuera un hombre de oración cotidiana, afirmaba: “Es un insulto a Dios cantar sus alabanzas y hacer cultos, como si nada ocurriera, cuando las bombas caen sobre ciudades y muchas personas mueren en campos de concentración”. “Para quien es cristiano, no basta evitar el mal, o de huir de él. Es necesario luchar contra él”. “Ninguna guerra es justa”.

En la Alemania de su tiempo, las Iglesias se dividieron. La mayoría aceptó poner al lado del altar la bandera con la suástica (esvástica) nazista. Muchas comunidades despidieron pastores de sangre judía y algunas llegaron a colaborar con el sistema. Al contrario, Bonhoeffer creó el grupo de las “Iglesias de la resistencia” que ocultaban fugitivos y colaboraban con grupos de lucha contra el nazismo. El mismo Bonhoeffer participó de un complot en contra de Hitler y por eso acabó preso. Asumió su responsabilidad y por eso fue condenado a la muerte. Dijo haber hecho eso como testigo de Jesús.

Bonhoeffer es considerado pionero de la Teología de la Liberación. Sus libros, principalmente sus cartas en prisión, publicadas en el volumen “Resistencia y sumisión” han marcado generaciones. En diversas cartas, el pastor pone la cuestión de cómo hablar de Dios en un mundo en el cual Dios no es reconocido. En el mundo contemporáneo, la mayoría de la humanidad no siente necesidad de religión y eso, dice Bonhoeffer, tiene un valor positivo. Dios no es tapa-buco para las necesidades humanas. El mundo debe ser adulto. Los cristianos solo pueden ser testigos de Dios a través de su forma ética de vivir y su preocupación con la justicia y la solidaridad.

En el mundo actual los cristianos deben participar de los nuevos procesos sociales y políticos que van en la dirección de la justicia y de más igualdad entre todos, pero hacen eso con Dios e inmersos en Dios, pero “como si Dios no existiera”.

r eso fue condenado a la muerte. Dijo haber hecho eso como testigo de Jesús.

Bonhoeffer es considerado pionero de la Teología de la Liberación. Sus libros, principalmente sus cartas en prisión, publicadas en el volumen “Resistencia y sumisión” han marcado generaciones. En diversas cartas, el pastor pone la cuestión de cómo hablar de Dios en un mundo en el cual Dios no es reconocido. En el mundo contemporáneo, la mayoría de la humanidad no siente necesidad de religión y eso, dice Bonhoeffer, tiene un valor positivo. Dios no es tapa-buco para las necesidades humanas. El mundo debe ser adulto. Los cristianos solo pueden ser testigos de Dios a través de su forma ética de vivir y su preocupación con la justicia y la solidaridad.

En el mundo actual los cristianos deben participar de los nuevos procesos sociales y políticos que van en la dirección de la justicia y de más igualdad entre todos, pero hacen eso con Dios e inmersos en Dios, pero “como si Dios no existiera”.