Vizquel: el laborioso camino hacia la inmortalidad

El venezolano es uno de los mejores campocortos de la historia de las Grandes Ligas, pocos dudan de que en algún momento tendrá su nicho en el Salón de la Fama de Cooperstown, pese a las naturales dificultades de su recorrido

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Ni aquel niño de diez años, ni quienes lo veíamos actuando en el Campeonato Mundial de Beisbol Pre-Infantil efectuado en el Estadio Universitario de Caracas en julio de 1977 ´podíamos llegar a imaginar que 43 años después estaríamos hablando sobre sus posibilidades de ingresar al Salón de la Fama de las Grandes Ligas, lo cual en términos peloteriles significa la inmortalidad.

Tampoco podía pasar por nuestra mente semejante idea cuando lo entrevistamos a sus 16 años en el Estadio Nicolás León de Guarenas, durante un torneo de los Criollitos de Venezuela, en 1983, aunque entonces ya comenzaba a desplegar las alas que seis años después lo llevarían a debutar en la Gran Carpa con los Marineros de Seattle.

En ese nivel estuvo por 24 campañas, cabalgando en sus manos de seda, la elegancia de sus andares por las praderas cortas, sus acrobáticas jugadas, para trazar las líneas por las cuales es considerado uno de los más brillantes torpederos de la historia.

Por esas vías fue labrando un recorrido con el cual desde 2018 ha aparecido en las listas de aspirantes al Salón de la Fama, la estación más alta de ese beisbol, la inmortalidad pura, donde solo un venezolano tiene su nicho, Luis Aparicio, quien arribó a ese templo en 1984, precisamente el año en el cual Vizquel se inició con los Leones del Caracas.

Votaciones ascendentes de 37% a 42% y al 52,6% de este año (se requiere un mínimo de 75% para ser exaltado) reactivan los análisis sobre sus reales posibilidades de convertirse en el segundo criollo con su placa en Cooperstown.

En este contexto, se ha refrescado el debate con la interrogante: ¿tiene méritos Vizquel para ingresar al Salón de la Fama y cuándo lo haría?

CON MÉRITOS

Humberto Acosta Gutiérrez, periodista con una larga y respetada trayectoria en la fuente, hizo algunas precisiones: “Por todo el tiempo que llevo detrás del beisbol y en particular lo que tiene que ver con el Salón de la Fama, he percibido que para los votantes existen tres tipos de candidatos: los fijos, seguros, como es el caso de Derek Jeter. Un segundo grupo de aspirantes con méritos, pero igualmente con interrogantes que no les permiten ser elegidos automáticos en su primera elección o si acaso en la segunda, y el tercer grupo, donde están los que en teoría no tienen méritos. Vizquel está en el segundo grupo”.

El comentarista de radio y televisión y autor de la muy leída columna Tripleplay, estimó necesario puntualizar: “Como toda elección, la del Salón de la Fama expresa opiniones, que por muy autorizadas que sean no dejan de ser subjetivas y no puede ser de otra manera. Aquí se da una paradoja extraordinaria: una persona tiene la autoridad de juzgar lo hecho por otra. O sea, yo, periodista, decido si Vizquel merece entrar o no, sin siquiera preguntarle qué opina. Parece injusto, por decir lo menos. El hombre se fajó 18, 20 años jugando y alguien que quizás nunca actuó en ese escenario decide su destino. Sin olvidar que toda escogencia por definición es discriminatoria. De lo contrario, todo el mundo ingresaría”.

“No podemos subestimar la importancia que tiene para los peloteros el ser inmortalizado”, subraya el analista. “No es para menos. Pero me pregunto y te pregunto: ¿tú crees que a un jugador como Pete Rose le resta méritos no estar en Cooperstown después de todo lo que hizo? ¡El bateador con más imparables, lo que no ha hecho ningún otro!”, agrega.

En ese contexto, Humberto Acosta Gutiérrez indica: “De alguna manera Vizquel está en medio de todo esto. Sí, la calidad de su juego defensivo no tiene duda alguna. Pero su bateo sí. Y digo sí en el contexto de la importancia que se le ha otorgado a la ofensiva históricamente. El pitcheo y la defensa por supuesto son decisivas, importantes. Pero el juego se gana haciendo más carreras que el contrario y es allí donde los bateadores cobran una importancia que me atrevería a calificar de ‘relativa’ y hay que agregar que, por ejemplo, el jonrón posee un atractivo indiscutible para los aficionados y los medios. Algo que tiene que ver con su dinámica. Eso de ver la bola salir del parque no tiene nombre. Está también el momento en que vivimos, donde el bateo ha alcanzado mayor dimensión”.

La ofensiva, enfatiza, ha cobrado un peso superior en las décadas recientes: “En el siglo XXI, esa premisa según la cual todo el que batea tendrá un lugar en la alineación se cumple al pie de la letra. ¿Qué otra cosa es el bateador designado por el pitcher? Vizquel nunca salió a batear de emergente. Bueno, en parte los periodistas que votan, al menos las últimas generaciones, se ven al parecer inclinados por esa creencia”.

Sin embargo, hay espacio para el optimismo: “La votación alcanzada por Vizquel en 2020 manifiesta una tendencia a votar por él, que será electo. La pregunta es cuándo. Es un caso similar al de Luis Aparicio, incluido en el segundo grupo que expliqué. Entonces se sabía que sería elegido, aunque no cuándo. Finalmente ingresó en su sexta oportunidad”.

Humberto Acosta Gutiérrez hizo una reflexión final: “No dejaré de referirme a esas posiciones ‘comprensibles’, señalando a quienes no votan, o no han votado por él. Me pregunto por qué no asumen la misma posición con otros peloteros que tal vez tengan más méritos que Omar. Obviamente está el componente chauvinista. Lo peor que pudiera pasar, exagerando un poco, es que Vizquel fuese electo por venezolano y no porque fue un pelotero notable. Si ese es el punto, entonces ingresemos a todos los venezolanos así hayan consumido un solo turno al bate en las Grandes Ligas, y ni hablar del cuestionamiento despiadado a los votantes, que en parte evidencia que de demócratas no tenemos nada. Cada quien tiene el derecho a votar por quien desee y nosotros el derecho a respetarlo”.

INGRESO INEXORABLE

Por su parte, otro reportero con notable recorrido en la fuente, Carlos Valmore Rodríguez, es categórico al subrayar: “Con un piso electoral de 52,6 por ciento en apenas su tercer año como elegible, el ingreso de Omar Vizquel al Salón de la Fama de las Grandes Ligas se antoja inexorable”.

Fundamenta su apreciación recordando que, “desde una plataforma sostenida por más de la mitad de los electores, el único que se quedó mirando el frontis de Cooperstown fue el jonronero de los Dodgers Gil Hodges. Todos los demás que han superado la barrera del 50% han entrado a la basílica mayor de la pelota o hacen fila para ingresar, entre ellos el venezolano, considerado uno de los mejores defensores del shortstop que haya pasado por las mayores. Así que el comportamiento histórico de los votantes favorece las opciones de que el ganador de 11 Guantes de Oro reúna pronto el 75% de respaldo que requiere, como mínimo”.

El comentarista y también director del excelente portal Beisbol Play, sin dudarlo, vaticina: “Vizquel se granjea ese nutrido apoyo de los cronistas que seleccionan a los inmortales de la Gran Carpa a pesar de la irrupción en el tarjetón de un fenómeno electoral como Derek Jeter, que apareció en 99,7% de las boletas consignadas. Cuando personajes como él comparecen por primera vez ante el tribunal de la historia, los votantes, al menos los porteros de Cooperstown, tienden a no mirar a los lados y casi ignorar el resto de las alternativas. Vizquel sobrevivió a la marejada Jeter y en 2021 se abrirán para él las grandes alamedas por donde caminan los mejores de su deporte”.

De seguidas ofrece sus argumentos: “¿Por qué la próxima elección luce tan favorable a sus intereses? Porque se reduce la competencia. Ya accedieron Jeter y Larry Walker y ningún merecedor de la inmortalidad debutará en las boletas de 2021. El pitcher Tim Hudson dejó estupenda efectividad ajustada vitalicia de 120 (estadística que permite hacer comparaciones entre pitchers de diferentes épocas y que lanzaron en distintos contextos), pero solo en ocho de sus 17 temporadas lanzó al menos doscientas entradas y apenas superó los dos mil ponches, con casi tres boletos por cada nueve tramos de labor. El serpentinero Mark Buehrle tuvo una notable pero insuficiente efectividad ajustada de 117 y el jardinero Torii Hunter, ganador de nueve Guantes de Oro, fue un toletero apenas sobresaliente, con OPS ajustado de 110, cuando la media es 100. Ellos no deben ser rivales de Vizquel en las preferencias de los votantes. Sus oponentes seguirán siendo quienes se quedaron en el umbral del 75% en la elección pasada: Curt Schilling, Roger Clemens, Barry Bonds. Entre los que no fueron exaltados en 2020, ellos fueron los únicos que superaron en votos a Vizquel”.

Es por ello que, a juicio de Carlos Valmore Rodríguez, “2021 se vislumbra prometedor para Vizquel, pero no necesariamente será su año de elevación a los altares. ¿Por qué? Porque muy pocos en el pasado han dado un salto de más de veinte puntos porcentuales de un año para otro, que es el que necesitaría el caraqueño. Pero crecerá lo suficiente como para situarse en el perímetro del Salón de la Fama. Creciendo hasta 67, 68%, le quedarán seis elecciones más para subir siete, ocho puntos. En 2022, la planilla vuelve a nutrirse con la aparición de David Ortiz y Alex Rodríguez, que vaya usted a saber cómo serán tratados en su carácter de designado a tiempo completo, el primero, y dopado contumaz, el segundo. Lo cierto es que sacarán votos y restarán espacio vital a Vizquel. Aunque también es posible que para entonces ya hayan exaltado a Schiling, y quién quita si también a Bonds y Clemens. 2022 es un año propicio para que haya un segundo venezolano en el Parnaso de las Grandes Ligas y si falla ese año, entrará casi seguro en 2023. Ese año será la primera citación para Carlos Beltrán, el único con potencial de inmortal en esa clase. Ya habrán desaparecido del mapa Schilling, Clemens y Bonds, sea porque alcanzaron el puntaje o porque se les agotaron los diez chances. El año 23, coincidencialmente el número que lo acompañó por tanto tiempo en los Leones del Caracas, puede ser el de su consagración entre los inolvidables de este juego”.

“Entonces se habrá hecho justicia, porque Vizquel es un Salón de la Fama. Es verdad, no fue un bateador sobresaliente, pero tampoco un out automático, con casi tres mil hits a cuestas (2.877). Si solo hubiese servido como fildeador, difícilmente hubiera jugado 24 temporadas en las mayores. Él lo dijo una vez: ‘Haber aprendido a batear a la zurda es lo que me ha permitido estar en Grandes Ligas tanto tiempo’. Su WAR vitalicio de 45,6, según Baseball Reference, no resulta impresionante (porque la ofensiva no le aporta muchos puntos) en una época en la que se ha entronizado como una especie de síntesis perfecta del análisis numérico en el beisbol. Pero hay mucha grandeza allende el WAR. Vizquel sigue siendo hoy el campocorto con el mejor porcentaje de fildeo de todos los tiempos (.984), una estadística que ha caído en desuso, pero que no deja de ser aleccionadora. Es quinto en Zona Total de Carreras, que mide el valor defensivo de un jugador sobre la base del número de jugadas realizadas; es tercero en asistencias para un torpedero (7.676), solo superado por Ozzie Smith y Luis Aparicio. En WAR defensivo es sexto entre los shortstops de cualquier época. Su virtuosismo en la posición está fuera de dudas. Alguien que fue capaz de proteger tan bien y por tanto tiempo, como lo hizo él, el punto neurálgico de la defensa merece estar en Cooperstown sin necesidad de batear .300 ni dar 600 jonrones. Vizquel consagró su carrera a evitar anotaciones, y lo hizo de manera excepcional. Lo hizo como un Salón de la Fama”, finalizó.

LO MERECE

Una periodista que durante largo tiempo cubrió la fuente deportiva, Zenaida Hernández, también apuesta por los merecimientos del venezolano: “Como venezolana, fanática del beisbol y periodista deportiva, sé que varios de los peloteros criollos que han jugado y juegan en el beisbol de las Grandes Ligas merecen la oportunidad de ser considerados para su ingreso al Salón de la Fama. En el caso de Omar Vizquel los argumentos sobran. Fueron 24 temporadas durante las cuales jugó para seis equipos, conectó 2.877 hits y como short stop, fue líder de todos los tiempos en doble-plays, con 1.735, ejecutados durante 2.709 partidos jugados y conquistó 11 guantes de oro”.

Pero hay más de acuerdo con Zenaida Hernández: “Además de las estadísticas, también destaca su comportamiento apegado a la ética personal y profesional, cualidad que debería ser considerada por los miembros de la Asociación de Escritores de Béisbol (BBWAA) para abonar su camino a la inmortalidad, a ocupar un puesto en Cooperstown, donde compartiría honores con nuestro Luis Aparicio, exaltado en 1984”.

T/ Jimmy López
F/ Cortesía
Caracas