La Vicepresidenta de Colombia, Francia Márquez, detalló los logros y desafíos de su gobierno frente a los ataques constantes de la derecha, subrayando avances históricos en justicia social, como la entrega de tierras en el Cauca, políticas de igualdad y género y la expansión de la educación gratuita.
Márquez habló del rol crucial de Colombia en la agenda global de reparaciones y del protagonismo de las comunidades afrodescendientes en la COP16. Además, lanzó una advertencia contundente sobre el racismo sistémico en América Latina y llamó a la unidad progresista para enfrentar el avance de la ultraderecha.
¿Cuáles han sido los desafíos que ha enfrentado el gobierno del cambio frente a los constantes ataques de la derecha?
Hemos tenido bastantes desafíos, pero también acciones muy importantes para las promesas de cambio y de transformación de este gobierno. El primer gobierno popular que llega a Colombia en cabeza de nuestro presidente Gustavo Petro y acompañado por mí. El primer desafío es devolverle la dignidad a este pueblo colombiano. Y eso pasa por la paz, por la justicia social. Así que todas las acciones de este gobierno van enfocadas a la justicia social y en eso hemos tenido avances importantes.
Por ejemplo, en términos de la tierra, en estos días estuve en el norte del Cauca entregando unos predios para la población campesina afrocolombiana y para la población indígena, que han estado en ese departamento en muchas situaciones de conflicto, viviendo unas inequidades y desigualdades enormes. Así que hoy poder ir y decirle a la comunidad: “Aquí tienen tierra para que la cultiven, para que eso empiece a transformar la realidad de ese territorio”, ha sido muy importante.
Tenemos desafíos en la educación. La principal bandera de este gobierno es la educación. Y entonces hoy poder decirle a la juventud, hay cupos de educación gratuita, decirle a la comunidad, estamos llegando a los territorios con “Universidad en tu territorio”, eso es un cambio, una transformación. Por supuesto son proyectos que se van desarrollando poco a poco y en la lógica de toda esta institucionalidad, pero que son avances significativos en términos del nuevo enfoque que le hemos dado a la política y es una política que se enfoca en la justicia social.
Creamos el Ministerio de la Igualdad y la Equidad. Esto ya es una nueva institucionalidad. Es una realidad. Existe. Tiene un desafío y es que por temas de un procedimiento la Corte Constitucional lo declaró inexequible así que nos toca volver a presentar al Congreso el proyecto. Pero es una institucionalidad que en estos dos años va a avanzar en profundizar acciones que contribuyan a sacar a la población más vulnerable de este país de la inequidad y desigualdad. Acciones que tienen que ver con detener el hambre, acciones que tienen que ver con salvaguardar la vida de la juventud a partir del programa Jóvenes en Paz, acciones que tienen que ver con la garantía de los derechos de las mujeres y entonces autonomía económica para las mujeres, como el “Programa Salvia” que busca proteger a las mujeres o brindar garantía a las mujeres frente a las violencias basadas en género. Acciones como los programas de cuidado en este país. Hoy ya tienen un sistema nacional de cuidado, estamos sacando la política para ese sistema.
Hemos ido avanzando con desafíos que antes eran impensables. Son luchas que las comunidades han tenido durante muchos años y las hemos cogido, y construimos política pública. Les pusimos presupuesto, les pusimos inversión, que es lo que va a permitir transformar las realidades en esos territorios y para el país.
La agenda global de reparaciones ha cobrado fuerte relevancia en los últimos años ¿Cómo se inserta Colombia en esta conversación y qué avances se han logrado hasta ahora?
Esto no es una cosa que empieza hoy con nosotros. Creo que hay que reconocer los esfuerzos del movimiento afrodescendiente, del movimiento panafricanista, de los movimientos negros que a lo largo del mundo han venido demandando justicia, han venido demandando la restauración de su dignidad como pueblos y como humanidad. Entonces esto no empieza con nosotros aquí, es un camino de largo aliento que se ha venido haciendo y lo que hemos hecho nosotros es contribuir a ese camino que ya se viene tejiendo.
Creo que estar aquí, lo digo como Vicepresidenta afrodescendiente en este país, pues me toca ayudar a empujar las agendas que el pueblo, el pueblo negro, el pueblo afrodescendiente ha venido empujando desde mucho tiempo atrás. Y yo creo que es un momento donde esa voz y ese grito desesperado de los pueblos pidiendo justicia empieza a escucharse. Y empezamos a poner la voz poniéndole un poquito más de volumen, amplificando, para que la voz se siga extendiendo. Pero sobre todo, para que el debate sobre las reparaciones históricas en razón a los efectos y las consecuencias de la esclavitud, del racismo, del colonialismo, pues tengan asidero en algún lugar y por lo menos empiece a discutirse y se asuma. La necesidad de ese cambio es, sin dudas, una apuesta de humanidad. La esclavitud, un crimen de lesa humanidad, es una deuda que está pendiente en términos de la justicia para una población. Es una deuda que hay que empezar a pagarla y que hay que asumirla como Estados, como naciones, como sociedad.
Cali será sede de la COP16 ¿Cuáles cree que serán los principales desafíos para Colombia como anfitrión? ¿Qué papel jugarán las comunidades afrodescendientes en esta cumbre y cómo garantizar que su voz sea escuchada en la agenda climática?
La COP16 es una cumbre de las partes que se juntan para planificar, para acordar cómo seguir protegiendo la vida y la biodiversidad en el planeta. Y en ese sentido, pues Colombia hoy es anfitrión, recibimos a más de 120 delegaciones que vienen de distintos países. Me dicen que ya llega casi a 15 mil personas las que van a tener presencia aquí en Cali y esto es un orgullo también porque está región del Pacífico es la que tiene mayor población afrodescendiente, con una gran biodiversidad. La quinta más importante del planeta. Entonces también es una gran oportunidad para mostrarse al mundo, una oportunidad para mostrar los saberes y las prácticas tradicionales que pueblos afrodescendientes, indígenas y campesinos han implementado para la conservación de la biodiversidad. Esta es una región con mucha riqueza cultural. La cultura del Pacífico colombiano es una cultura maravillosa, su gente es una gente maravillosa y queremos resaltar eso.
Es una apuesta también para que esta región, mayoritariamente ocupada por población afrodescendiente, se la ponga en el foco internacional y se puedan fortalecer las prácticas de conservación de todos esos ecosistemas. Colombia, yo creo, tiene el papel de un liderazgo potente; vamos a presidir estos dos años la COP y Colombia tendrá que liderar entonces la implementación de los planes de acción que en cada país se asumen para la conservación de toda esa biodiversidad.
Yo tengo dos tareas aquí. Una es la convergencia regional y es hacer que esta región del Pacífico tenga un asidero en la COP. Que esta región del Pacífico pueda mostrar lo mejor de lo que tenemos, que esta región del Pacífico encuentre caminos y oportunidades para seguir fortaleciendo lo que tenemos. Aquí estamos planteando una agenda de desarrollo sostenible, una agenda ecológica y una agenda que resalte las prácticas tradicionales que la gente ha adoptado en esta región para que podamos decir que hoy tenemos el quinto lugar del planeta con mayor biodiversidad y yo creo que eso es el Pacífico colombiano.
Por otro lado, sabemos que hay una ausencia en el convenio de diversidad biológica sobre la presencia de la población afrodescendiente. Entonces estamos liderando junto a Brasil el reconocimiento del pueblo afrodescendiente, sus territorios, sus aportes y la necesidad de los recursos económicos para seguir fortaleciendo y seguir sosteniendo esa biodiversidad que en esos territorios existe. En términos de territorio sería un plan de conservación en todo el planeta, porque si no se tiene en cuenta la población afrodescendiente, una porción importante del globo terráqueo no tendría garantías ni mecanismos de protección. Y sería una pérdida muy lamentable que esos saberes, esas prácticas culturales y tradicionales que la gente afrodescendiente a lo largo y ancho del mundo ha venido gestando y ha venido aportando a la conservación, sería una lástima si no se tiene en cuenta.
Tanto la población indígena como la población afrodescendiente tienen su identidad, sus orígenes, sus arraigos culturales, sus cosmovisiones ancladas al territorio. La población afrodescendiente sin territorio no es nada, porque la autonomía, la autodeterminación de los pueblos y eso que llamamos identidad, que nosotros decimos que se forja con el territorio, pues no sería tan rica sin eso. Entonces claro que la conservación de esa biodiversidad es fundamental. Yo le pongo un ejemplo. Aquí en Colombia, en el Pacífico, se van y se busca la chonta para hacer las marimbas de guadua [planta de la familia del bambú con la que se hace el instrumento musical] que son nuestro principal instrumento. Esto no sería posible sin la conservación de esos ecosistemas. Entonces ahí hay un ejemplo claro de la necesidad de cuidar y de tener en cuenta las voces, las formas y cómo la gente lo ha hecho históricamente. Una sabiduría que está ahí que se pone al servicio del planeta, al servicio del cuidado de la casa grande.
Desde su experiencia ¿Cómo evalúa la realidad actual de las comunidades afrodescendientes en América Latina, especialmente en términos de derechos y reconocimiento?
Como muchas otras cosas que no hemos logrado resolver. Yo creo que los temas de la población afrodescendiente siguen siendo un desafío en la región y en el mundo. Por ejemplo los datos estadísticos que no dan cuenta ni de cuánto somos, ni de las condiciones en las que vive la población afrodescendiente. Esto es un desafío que tenemos como movimientos pero que evidencia que los Estados siguen siendo en su mayoría estados raciales.
¿Cuáles son los principales desafíos que enfrentan las luchas antirracistas en la región y qué estrategias considera cruciales para avanzar hacia la igualdad racial?
Yo creo que el colonialismo hizo su trabajo. Entonces nosotros todavía no tenemos un movimiento global articulado todo en una sola voz para enfrentar este problema, que no es el problema de los afrodescendientes, que es el problema de la humanidad. Pero no estamos totalmente consolidados como movimiento negro, ni antirracista, pero no se niegan los esfuerzos que se vienen haciendo en distintos países, en distintos lugares del mundo. Mi sueño es que seamos una sola voz, juntos, empujando el barco hacia el mismo lado. Yo creo que ahí está nuestra verdadera posibilidad de cambio y transformación. Y esto tampoco empezó ahorita. La lucha en contra del racismo sistémico empezó con la lucha por la libertad que arrancaron nuestros ancestros y ancestras. Entonces no estamos empezando aquí. Nosotros no somos los salvadores, nosotros estamos contribuyendo a lo que ya habían hecho nuestros ancestros y ancestras y seguimos empujando esa agenda de parir la libertad, de parir la dignidad y la justicia para el pueblo afrodescendiente en el mundo.
El racismo en América Latina es un fenómeno vedado. ¿Qué le decís a aquellos que se atreven a decir “el racismo es algo de otros lados, es algo de Estados Unidos”?
El racismo sistémico se camufla de distintas formas y se expresa también de distintas formas, así que yo creo que las condiciones de vida en las que vive la población afrodescendiente del mundo, no solo aquí, en la mayoría de los lugares del mundo, la mayoría vive en condiciones de inequidades, desigualdades estructurales que no se dan porque no tengamos capacidades, se dan porque hay un sistema que define las condiciones en que los afrodescendientes y las afrodescendientes deben vivir. Ese sistema pues es un sistema diseñado por una estructura hegemónica de poder que se impone sobre la vida de la gente y sobre el bienestar. No hacemos comparaciones. Racismo es racismo, sea sutil o sea agresivo, es racismo. Y al final, sutil o no, mata.
¿Qué desafíos tenemos por delante los pueblos latinoamericanos ante el avance de la ultraderecha en la región? ¿Cómo ves esa realidad y qué mensaje nos podés dejar?
Bueno, yo creo que en eso no tengo tantos detalles para meterme. Valoro el esfuerzo que han hecho los movimientos progresistas por ocupar el poder, por ir de la resistencia al poder, con desafíos grandes, porque tenemos poder, tal vez político, pero hay otros poderes que todavía no ocupamos, que se hace necesario. Lo otro es que necesitamos dejar de ser tan sectarios, como movimientos alternativos y pensar más en el bienestar de la gente. Es necesario pensar cada acción en función del bienestar de la gente porque es la razón de ser nuestra, aquí. Y los otros engañan, manipulan, dicen mentiras, juegan con la necesidad de la gente. Entonces nosotros tenemos que hacer la diferencia. Eso es lo que va a permitir sostenerse en un mundo globalizado, en un mundo donde a través de las redes sociales y de los medios de comunicación, se desinforma bastante. Y no estoy estigmatizando a todos los medios pero en gran parte los medios hegemónicos de comunicación desinforman a la gente. Un poco como decía Malcolm, tengan cuidado con los medios que le hacen amar al opresor y odiar a los oprimidos.
Un mensaje que le quieras dejar el pueblo argentino.
Resistencia. Adelante. ¡El pueblo argentino no se rinde carajo!